Revista Moda

Bia di Medici

Publicado el 29 mayo 2011 por Vintagebyl_l @VintageByL_L

Estos pendientes llegaron hasta nuestro espacio por pura casualidad, pero quedé prendada de ellos nada más verlos.

La elegante tonalidad de su cuarzo y la pequeña perla colgando, me entusiasmaron desde el primer momento.

De inmediato me puse a buscar información sobre la primera propietaria de tan delicada pieza, no tardando en dar con ella: Bia De Medici, también conocida por Bianca.

Cuando vi por primera vez el retrato que Bronzino había realizado de ella, no sabría explicar muy bien cual fue la sensación que me causó. Mi primera sorpresa fue la de comprobar que se trataba de una niña. Una niña de poco más de cinco años que, si bien mostraba una belleza y dulzura indudables, sin embargo me trasmitía algo que me inquietaba. Encontraba su mirada tan fría y distante…

Y es muy curioso, porque el día que comencé a escribir esta entrada, vino a casa a tomar café una gran amiga y la enseñé el retrato, para que me diera su opinión. Al ser ella pintora, su opinión me resultaba más que indicada. Y cuál fue mi sorpresa al comprobar que a ella le resultaba tan inquietante como a mí.

Hasta que no conocí la historia de Bia, no fui capaz de entender por qué este retrato, siendo de una belleza difícil de igualar, me inquietaba tanto al mirarlo.

Quisiera pediros un favor. Deteneos unos instantes en esta obra. Sentid qué os trasmite Bia durante unos instantes… y luego, continuad leyendo.

Retrato de Bia de Madici de Bronzino

La historia de Bia, aunque triste, se desarrolló en uno de los hogares con más lujos y refinamientos de la Italia del S.XVI.

Hija ilegitima de Cosme I de Medici, nació cuando su padre apenas había alcanzado los 18 años de edad y aún no se había casado. Bia nunca vivió con su madre y ni siquiera sabemos quien fue ella.

Al poco de nacer fue llevada a Florencia a vivir con su padre, sabiendo que Cosme I siempre sintió una predilección especial hacia ella, mimándola y dándole todos los caprichos que se le antojaban.

La alegría de ambos duro muy poco. Cosme I contrajo matrimonio con  Leonor de Toledo -los que habéis seguido mi blog os acordareis de ella: “Un broche y dos Leonores“-,  exigiendo ésta inmediatamente el traslado de la niña a “Villa Di Castello”, en donde viviría con su abuela paterna.

Bia compartió esos años en el palacio con Giuliana, hija ilegitima de Alejandro de Medici y apenas dos años mayor que ella. Las niñas compartieron juegos y travesuras y fueron la alegría de su abuela, hasta que en 1542 ambas enfermaron de unas fiebres. Cosme I exigió que se le informara a diario del estado de las pequeñas, pero lamentablemente a los pocos días Bia fallecía. Tenía apenas 6 años.

Cosme I encargó de inmediato el retrato a Bronzino, en esos momentos ya un reputadísimo artista.

Lo que me dejó impresionada fue el enterarme de que Bronzino pintó esta preciosa tabla, a partir de la máscara funeraria que habían obtenido de Bia tras su fallecimiento. Bia nunca posó para el gran artista. En ese momento comprendí por qué el retrato me inquietaba tanto, y por qué la mirada de Bia me resultaba tan fría y distante.

Cosme I nunca llegó a superar la pérdida de su primera hija. Es por ello, que su retrato permaneció por muchos años en la galería privada de Cosme, para su contemplación personal y así mantenerla en su recuerdo.

A pesar de la triste historia de la pequeña Bia, los pendientes me siguen pareciendo bellísimos. Creo que Bronzino eligió esta pieza de joyería por su delicadeza y sencillez. Y cuando los veo, no puedo por menos que imaginarme a Bia correteando por las porticadas logias de Villa Di Castello, bajo la complaciente mirada de su augusta abuela.

Dicen los expertos que este retrato de Bronzino es una de sus obras maestras.

¿Cuál ha sido vuestra primera impresión al contemplar este retrato?


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