Revista Religión

¡bienaventurada eres, maría! ¡guapa!

Por Joseantoniobenito

¡BIENAVENTURADA ERES, MARÍA! ¡GUAPA!

¡BIENAVENTURADA ERES, MARÍA! ¡GUAPA!

¡BIENAVENTURADA ERES, MARÍA! ¡GUAPA!

¡BIENAVENTURADA ERES, MARÍA! ¡GUAPA!

¡BIENAVENTURADA ERES, MARÍA! ¡GUAPA!

¡Qué alegría he vuelto a sentir al cantarle a María! Al ver a las “marianas” de la Parroquia de Nuestra Señora de la Caridad reventándole cohetes a la Madre, al verles cantar con tanto afecto a la Virgen María, al ser testigo de tantos detalles de ternura para con la Madre del Cielo y Madre Nuestra. Hasta me parecía ver sonreír un poquito más a la preciosa imagen de la Virgen en el altar.

Y lo mismo vi el 23, en la víspera de María Auxiliadora en un parque cercano a mi casa, cuando una devota contrató a unos mariachis para cantarle en una de las capillitas cercanas a la Hacienda Orbea. Y en el templo a rebosar de María Auxiliadora al que fui peregrinando a las 6 de la mañana. O en el Rosario de la Aurora de la parroquia del Corazón Inmaculado de María en Arequipa.

O en la emisor de Radio María donde me tocó grabar para mi programa HISTORIAS SANTAS que se emite los domingos a la 1 p.m. y a las 9.30 p.m. Abundo en lo mismo, gracias a la visita con mis alumnos universitarios a la exposición “María, mater Dei”, bellísima muestra mariana albergada en el Museo del Palacio Arzobispal de Lima.

Y en las flores de cada día, en mi hogar, con los militantes. Hoy, fiesta de la Visitación, culmina el Mes de las Flores, el Mes de María, y siento en el alma el deber de gratitud, de compromiso. Y en la acción de gracias de la Santa Misa me vienen a la mente las súplicas finales del Mes de Mayo que tanto me gustan:

L.-En este mes de las flores, alas te pido, Madre.

T.-Alas para volar

L.-Alto, muy alto

T.-Sin descansar

L.-No me dejes plegar...

T.-Las alas que Tú me diste,

L.-Hasta que llegue a ésa Tú Luz...

T.-Donde las sombras terminan.

L.-Donde estás tú

T.-Alas te pido, Madre.

L.-Alas cargadas de almas...

T.-Que vuelen también a Ti.

L.-Almas, Madre, de mirada clara y profunda, que fija la vista en la altura puedan cantar con nosotros.

T.-No he nacido para el suelo, que es morada de dolor. Yo he nacido para el cielo, yo he nacido para Dios.

L.-Almas que serán perlas para engastar en tu corona de Madre, de Virgen, de Reina.

T.-De Madre, la más tierna; de Virgen, la más pura; de Reina, la más misericordiosa.

L.-Almas que unidas con nosotros en eternidad de eternidades, te contemplen para siempre a la mayor gloria de Dios.

T.-Amén.

Sí, María, todas las generaciones te llamarán bienaventurada, -en Sevilla te dirían “¡Guapa, guapa, guapa!”, porque eres la Inmaculada, porque eres la Madre de Jesús –Dios y Hombre verdadero-, porque eres la Madre de la Iglesia, la Mujer más joven que el pecado, siempre Virgen, siempre Joven, siempre Madre. ¡Gracias, Hágase, Estar!

Fotos:

. 1 y 2:Expo Palacio Arzobispal de Lima

. 3:Virgen del Hogar de Salamanca, España

. 4:Rosario de la Aurora en Arequipa, llegando a la parroquia Corazón de María.


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