Revista Deportes

Bilbao. Estiramientos de rana

Por Malagatoro

Perera

Miguel Angel Perera. Foto: Arjona/Aplausos


ESTIRAMIENTOS DE RANA

Bilbao 21 Agosto 2013-08-22

Quinta de el ASTE NAGUSÍA. Media plaza

Toros de Alcurrucén. Bien presentados, escasos de casta y terminando casi todos los finales de faenas en chiqueros

ENRIQUE PONCE: Estocada, aviso y tres descabellos con aplausos. Media estocada, aviso y seis descabellos. Saluda en los medios y la gente cree que es Dios.

MIGUEL ANGEL PERERA: Estocada caída y ovación. Estocada caía y aplausos. Ovación tras aviso en el de Fortes.

JIMÉNEZ FORTES: cogido. Ovación que recoge su peón Martín Blanco


PONCE, el “Catedrático del cuento”, siempre llega al hotel superestirado, cual buen deportista después de hacer su trabajo. Todas las faenas las termina con esas horrorosas “Poncinas”, con una pierna genuflexa y la otra estirada cual batracio antes de salir de najas. Es mucha casualidad, que siempre haga este numerito cuando el toro está más muerto que vivo. A ver si alguna vez empieza una faena con su invento.

Con el cuento de que los toros encaste Núñez, salen abantos y frios, hoy no se ha toreado de capa antes de la salida de los picadores. Así se trabaja menos y se engaña un poco más a los paganos.

El cuentista, ha dado un mitin poniendo a sus toros en suerte, mejor dicho, lo ha hecho al revés;  el picador tenía que ir a buscar los toros de Ponce. Como aquí se idolatra al de Chiva, pues todo lo que diga será minucias para los que adoran a este torero. Incluso críticos taurinos con muchos años en esto, pierden el trasero cuando hablan del diestro de Chiva.

Hoy toreaba tan separado del toro, que un espectador le dijo ¡¡ arrimate ¡! Resultado: le mira con cara de desprecio y sí se arrima un poco, pero solo la barriga una vez que han pasado los pitones... Reconozco que ha dado algunas series con ambas manos con suavidad y temple. Pero es muy poca cosecha para a quien consideran la máxima figura del momento. Aquí da una trincherilla u otro adornito y se lleva una ovación de bastantes segundos. Como lo que quiero es ver torear y por eso pago, pues los adornitos que se los haga su señor suegro que también se aliviaba cantidad.

PERERA ha estado toda la tarde muy decidido, el hombre se ha justificado, en su estilo, pero se ha ganado el jornal.En su primero lo torea por bajo con la izquierda y saca buenos muletazos. Con la derecha casi nada y el toro se va apagando.

En su segundo un quite muy vistoso por tafalleras y gaoneras. El toro no quiere muleta y el matador a base de porfiar le saca algunos muletazos de m´rito. Le pisa un pie el toro y cojeando mucho termina la faena. Quizás el peor toro.

En el que mata por Fortes, es un toro muy mirón y Perera con el pie mal, le porfía y saca algunos muletazos de categoría. Otras veces el toros se va camino de chiqueros y lo tiene que perseguir muleta en ristre. En conjunto, he disfrutado más con este torero honrado, que con el falso figurón de los adornitos.

JIMÉNEZ FORTES quiere torear de capa y el toro corre como el tío de la lista. Cuando le va a enjaretar una verónica, el toro se le cuela. Después de mal picado como todos, sus consabidas chicuelinas. Con la muleta muy quieto, buenas series con la diestra, cae delante del toro y no pasa nada. Se lo lleva a los medios y está firme con la izquierda. Al terminar una serie, hace algo raro de espaldas al toro, se le arranca y al querer esquivarlo lo derriba, lo engancha por el muslo y lo gira en el aire. La impresión es de cornada grande, menos mal que finalmente el percance no fue tan grave.

La adoración por Ponce, llega hasta el palco presidencial. Matías González está considerado un buen presidente. Pues ayer, a los diez minutos, coge el pañuelo y se le ve un poco por la conteras del palco. Ponce se cuadra para matar y el presidente no saca el pañuelo. El toro se descompone, otra vez lo cuadra, ya han pasado 12 minutos y no sale el pañuelo, entra a matar y cuando van ya 12,5 minutos saca el pañuelo. Después seis descabellos y pasan minutos y no hay segundo aviso. Hace dos años, no dio el tercer aviso y habían pasado 18 minutos. Y no lo digo de memoria ni haciendo cálculos aproximados, pues a mi lado hay una persona que controla todos estos detalles.

Juan Antonio Franquelo


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