Bin Laden ha muerto. Viva Gadafi

Bin Laden ha muerto. Han sido las primeras palabras que he escuchado esta mañana en el radio-despertador, una frase perfecta para abrir los ojos como platos y saltar de la cama en busca de más datos. Ha sido una muy buena noticia, pero cada vez que oigo una noticia tan excesiva, sin condiciones a cambio, un hilillo de inquietud se me escapa por las compuertas.
Pero no sólo por una previsible reacción del autónomo entramado de cédulas terroristas tejido por el multimillonario saudí (todas las embajadas e instalaciones de Estados Unidos del mundo están en alerta). También me inquieta pensar en esos hombres y mujeres que forman el aparato de inteligencia (se llama así) que han dado con Bin Laden. Después de diez años con un solo objetivo: encontrar a un hombre entre miles de millones y capturarlo o matarlo (nunca quedó claro), ¿qué harán ahora? ¿Recibirán la recompensa de 36 millones de euros por su captura? ¿Seguirán buscando nuevos terroristas tras descansar unos días en Jamaica? ¿Se pondrán al día en nuevas tecnologías? (el mundo ha cambiado mucho en estos últimos diez años) ¿Veremos no dentro de mucho las memorias de alguno de ellos en las librerías con los entresijos de la operación?
O, como me temo, ¿irán a por un nuevo enemigo de la paz en el mundo para amortizar la inversión realizada hasta ahora? Bin Laden ha muerto. Viva Gadafi.