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Black. Análisis.

Publicado el 21 septiembre 2011 por Portalgameover

Tenía otro artículo sobre Black.
Cuando me puse a escribir el análisis escribí un texto, bastante extenso, hablando del juego a múltiples niveles: hablando de la trama del sargento Kellar, desgranando la panoplia de armas disponibles, comentando los niveles… pero cuando lo leí, vi que el texto estaba muerto.

Hay juegos que no se pueden descuartizar como si fueran una vaca y venderlos a trozos. No tiene maldito sentido el hablar de un título como Black sin centrarse en un único punto: sensaciones. A la mierda aspectos técnicos, motores gráficos, número de niveles y argumento.

Aquí no los necesitamos.

Black. Análisis.

Black // Criterion // Xbox - PS2


El título de Criterion Games, de nuevo en la palestra gracias al mediocre Bodycount, es adrenalina en estado puro, porque, cuando los FPS empezaron a escorar hacia la saga Halo en masa, un grupo de desarrolladores británicos se puso al lado contrario del barco y decidieron hacer contrapeso con un juego que es pura jugabilidad clásica. Sin radares, sin mapas, sin HUD más allá de la vida y munición… nada.

Y es que Black es un título que nos recibe con un Kalashnikov disparando como un loco en el menú, pero no para que apreciemos su modelado gráfico o su tableteante sonido: nos está avisando. Ya desde el menú principal, el juego nos dice “acostúmbrate, porque este es el sonido que más vas a oír a partir de ahora” y ese chorro de casquillos vacíos, lo que vas a estar pisando.

Y, oh, sí, Black es puro placer para los aficionados a las armas. De hecho, sus creadores así lo definieron “gun porn”.

Cógela con cariño y acaricia el gatillo con cuidado: ella está nerviosa y quiere repartir amor

Cógela con cariño y acaricia el gatillo con cuidado: ella está nerviosa y quiere repartir amor

Porque, que los vídeos que dan paso a cada una de las misiones no os engañen: el protagonista no es ningún agente secreto de la CIA. Los protagonistas tienen nombres como Glock, Herstal o Spas y apellidos que suelen acabar en “milímetros”.

Y es que en pocos, muy pocos juegos veréis y tendréis la impresión de jodido poder absoluto que da disparar una P90 contra un enemigo o volar por los aires un edificio con un RPG que se tienen en Black. Porque el juego es el sueño de un barrenero loco, pues todo disparo que hagamos hará mella en el escenario.
Ver como los edificios se llenan de boquetes por el impacto de la munición en las refriegas es algo que nunca deja de sorprender y más aún saber que cualquier cosa que en algún momento tenga la mínima posibilidad de explotar, así lo hará. Barriles, todo tipo de vehículos e incluso minas terrestres explotarán con una buena ráfaga y es que, ¿alguien conoce una manera mejor de cruzar un campo de minas que ametrallando el suelo? Yo no.

La culpa es suya, por ponerse al lado de algo que explot... ¡la culpa es suya!

La culpa es suya, por ponerse al lado de algo que explot... ¡la culpa es suya!

Y no olvidemos el detalle más característico del juego: cuando recargamos, perdemos la visión de profundidad para centrarnos el acto de la recarga del arma, en otro signo de que aquí lo importantes son ellas, de que aquí somos sólo un instrumento para que ellas se luzcan.

Pero todo el despliegue visual de Black, que ya era algo fabuloso para la difunta XBox, es acompañado por una orquesta a base de pólvora. El sonido de las armas es, al igual que los efectos de sus disparos, la seña del arte de lo excesivo. Cristales, gritos, explosiones, ráfagas: todo es tan desproporcionado como impresionante y nos mete aun más en el combate.

Llegué a leer, hace tiempo, que el juego incorpora un sistema por el cual cada enemigo en pantalla tienen un volumen en su arma, distinto al resto, formando así una especie de coro. Francamente, no soy capaz de distinguir esas cosas, porque cuando tengo delante a un bastardo con un AK-47, todo lo que quiero es reventarle el hígado a tiros; pero me gustaría pensar que eso es verdad, que en Criterion son tan raros como para saber que yo amaría el juego aún más de ser así.

Así pues, Black nos da armas con las que abrirnos camino por los niveles, pero para hacer sentir al jugador que está en medio de un tiroteo donde cada presión del gatillo puede ser la última, hay que hacer algo, y vaya si sus creadores lo hicieron.
Por un lado, con un diseño de niveles genial, que va desde un bosque a la increíble fase del manicomio, pasando por la fábrica o el cementerio, donde jamás un rifle de francotirador resultó tan tremebundo.

Fases memorables de la historia de los FPS: ésta

Fases memorables de la historia de los FPS: ésta

Pero si algo tiene Black que no tiene ningún otro FPS de la época es una dificultad inmisericorde.
Aquí los checkpoints, si los hay, pueden llegar a estar a media hora el uno del otro. Y ¿regeneración de vida? Ni por aproximación:  en Black se pelea cada trocito de la barra de vida a base de cobertura, usando fuego de supresión, granadas, volando cosas y, sobre todo, disparando primero y a la cabeza.
Nos perderemos entre árboles y edificios, moriremos una y otra vez, pero cuando, sudando, llegamos al final de la fase, muertos de miedo y la superamos, nada hay más satisfactorio que la sensación de haber vencido y hacer un corte de mangas a la pantalla.

Nadie, ¡nadie! puede decir que sabe jugar FPS si no ha completado, al menos una vez, Black.

La peor fase de Black es mejor que la mejor de muchos, muchos, muchos FPS

La peor fase de Black es mejor que la mejor de muchos, muchos, muchos FPS

Sí, Black es un FPS con sabor antiguo1 pero con tecnología de su momento y que aún a día de hoy, luce muy, pero muy bien en Xbox. Tiene sus problemas, claro que sí: ningún juego está libre de ellos2, pero nada puede hacer que no disfrutemos de una de las experiencias de combate moderno más impresionantes jamás programadas3 y más satisfactorias.4

Es difícil, no es muy largo y es casi imposible de encontrar en formato físico5, pero es, sin duda alguna, uno de los mejores juegos de la anterior generación, recordado por todos los que lo jugamos como una obra maestra e ignorado por el resto, que en ese momento sólo se preocupaban de que “nesesitaban” un arma.

Black. Análisis.


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