Revista Comunicación

Black Mirror y tu marco de valores

Publicado el 02 enero 2015 por Mandomando

Es una de esas series en que la tecnología no es el centro ni la excusa, pero forma parte de su ADN. Black Mirror puede que sea una serie de ciencia ficción pero ciencia ficción a corto plazo, a solo dos años vista. Y que como crítica y reflexión sobre la sociedad digital bien vale la pena tener en moderada cuenta frente a tanto espasmo medievalista debido a los adoradores del pasado, aquellos que echan a Google News, a Uber, que castigan toda innovación sospechosa de faltar el respeto al status quo y que festejan la europeísima norma de Derecho al Olvido. Necesitamos mirar al espejo aunque los apocalípticos no lo hagan.

Charlie Brooker -el creador de la serie- explicó su título de esta forma:

“Si la tecnología es una droga -y se siente como tal- entonces, ¿cuales son los efectos secundarios?. Este área -entre el placer y el malestar- es donde Black Mirror, mi nueva serie, está establecida. El “espejo negro” (black mirror) del título es lo que encontrará en cada pared, en cada escritorio, en la palma de cada mano: la pantalla fría y brillante de un televisor, un monitor, un teléfono inteligente.”

Lejos de tenerle fobia a la tecnología, la serie hace un ejercicio de provocación desde la primer temporada con el morbo digital entre Youtubers, cerdas y ministros. Esta temporada arrancó con el especial de White Christmas centrado en el aspecto emocional del bloqueo digital. Hasta aquí los spoilers.

Black Mirror T3 C1 Oona Chaplin

 

La relación Bloquear como síntesis del No me gusta resulta evidente:


 

En una sociedad digital en que los individuos crean su identidad a través de sus preferencias semi-privadas ¿es lógico que la maduración de nuestros perfiles sea por lo que rechazamos como complemento a lo que elegimos?. Volvemos a la ética, una vez mas. No a la ética heredada sino a la ética elegida: mas que en valores en los que creemos, en valores en los que elegimos creer.

Para comenzar el año bien vale esta pequeña reflexión: si las dificultades de alcanzar las metas vienen de tener una sociedad movida por objetivos clonados (quiero tener un cuerpo como Fulano, quiero tener un coche como el que tiene Mengano, quiero tener en mi fanpage tantos miembros como tiene Zutano) el problema reside en las elecciones.

Si ademas, planificamos mal nuestras acciones por exceso de táctica en lugar de tener la vista en la meta, cabe recordar como llegamos a elegir a ésta. La táctica sin la estrategia es la carrera del desesperado, pero la estrategia sin el marco de valores es la carrera del clon. Es la cara oscura de la cultura de contenidos prácticos, de huir de la reflexión, de aplaudir la herramienta pero obviar la funcionalidad. Sería querer cruzar las fuerzas de manera mecánica, automatizada, repetida, pensando que toda resolución tiene una única solución. Asumiendo que no hay otra alternativa que el blanco o el negro, que un Me gusta o un improbable No me gusta.

En el capítulo, uno debería posicionarse ante un posible futuro. Igual que al resolver un cruce de fuerzas sobre la meta a alcanzar, hay que considerar el marco de valores. Y si -como en la serie- percibimos realidades aún inexistentes, tendremos que aprender a conformar nuevos marcos de valores. Ahí tenemos el desafío.

A renovar esquemas para el cambio de año. Feliz 2015.


 


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