Hola amig@s, hoy reflexiono entre mi tendencia a moverme casi siempre en MI CAMINO DE VIDA, entre el blanco y el negro.
Para mí parece no existir el gris, que para mi es como el purgatorio, una aburrida transitoriedad hacia algo que no sé si existe o eso creo.
Es cómo si tuviera que elegir permanentemente entre el “Cielo o el Infierno”, o el “Ying o el Yang”. Leo en internet que: “El yin yang es un principio de la filosofía china, en donde el yin y yang son dos energías opuestas que se necesitan y se complementan, la existencia de uno depende de la existencia del otro. El yin y yang es un símbolo de armonía debido al equilibrio que produce la interacción de las dos energías”
Creo que esta definición se adapta a este pensamiento entre el blanco y el negro que trato de describiros, y eso, me acarrea en ocasiones problemas por tener que escoger donde situarme en cada momento. Algo que ya nos viene dado desde muy pequeños y que está intrínseco en nuestro adn humano “Elegir”.
Si sesteo por el gris, me aburro, pasar desapercibido me gusta, aunque cierta dosis de protagonismo, quizá a veces, me sienta bien, pero ahí queda mi paso por el estrellato, el gris no es “Ni chicha ni Limoná” algo incierto, inconexo, sin rumbo que se mueve en el limbo, y eso no me gusta.
Este balanceo entre ambos bandos, no está exento de turbulencias, moverse de un color a otro, genera estrés, no sólo en mí, sino en los que me rodean. Puede parecer que este vaivén conlleve radicalidad, no lo creo sinceramente, creo que estar en uno u otro sitio es un posicionamiento natural ante las situaciones que la vida nos va deparando, nada más.
El gris, es la mezcla de los dos, y por ende ni uno ni otro, “NI fu ni fa”. No se puede tener todo en esta vida.
Así que queda inaugurado el reino del error, la equivocación, la sensación de fracasar, de probar, de experimentar…
Tagged: blanco, negro
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