Seguramente las bajas expectativas, provocadas por las críticas chungas dedicadas a las anteriores visitas de Blues Pills a nuestro país, tengan algo que ver, pero la semana pasada salí la mar de satisfecho de Apolo. Algunos de mis compañeros de concierto no piensan volver a gastar un duro en esta banda, "una y no más", y puedo llegar a comprender su postura, pero la propuesta de la banda franco-sueco-norteamericana, tanto en disco como en directo, a mí sí me convence.
De acuerdo, la puesta en escena de la banda es, cuanto menos, polémica: las maneras sincopadas y robóticas, sin llegar a moverse de la baldosa en todo el show, de Dorian Sorriaux -su freaky guitarrista-, la extrema timidez de su bajista -pasmarote de primera- y la sangre de horchata de su batería generan un automática sentimiento de WTF y rechazo. Sin embargo, mientras ellos cumplan en su faceta estrictamente musical y Elin Larsson siga al frente, tampoco lo veo una barrera infranqueable. Te centras en ella - y eso, dado su derroche de facultades y encanto, es muy sencillo- y problema solucionado.
Allí todos y todas -al loro con el desfile de bellezas pijipis- fuimos a enamorarnos de Elin y de paso a escuchar una ración de su elegante retro-rock psicodélico. Para castigar las cervicales y remojar las barbas en cerveza y sudar ya están los trogloditas de Kadavar. Cuando llegué a Apolo estaban cerrando su set con una -muy potente- versión de "Helter Skelter", así que mi opinión sobre los alemanes es un evidente NS/NC. Si a Uncle Txema le apetece, que nos cuente sus impresiones en los comentarios del post.
Puzzle Bobble
Karate Blazers
Puzzle De Bloques
Magical Cat Adventure