Hay dos maneras de analizar el empate de Boca en el Sur del Gran Buenos Aires ante Banfield: que sumó un punto que lo dejó puntero nuevamente en soledad o que desaprovechó un partido en el que jugó con un hombre más durante 87 minutos. Lo que si está claro que el punto que se terminó llevando del Florencio Sola fue consecuencia de uno de los peores partidos del campeón del fútbol argentino en lo que va del torneo. Punto agridulce.
El fútbol brilló por su ausencia en la cancha del Taladro. Ya a los tres minutos la expulsión (¿apresurada?) de Pepe por la fuerte falta ante Ledesma dejó al Taladro con un hombre menos y con un camino más negro del que imaginaba en la previa. ¿Boca lo pasó por arriba? Nada más alejado de la realidad. Con un Riquelme fastidioso y con poca ayuda de sus compañeros el visitante casi arranca en desventaja por una mala entrega atrás de Roncaglia que casi factura Achucarro.
Hubo que esperar hasta el minuto 41 para que el campeón creara una chance clara pero Insaurralde demostró porqué es central y no nueve. En el complemento todo seguía en la misma monotonía pero apareció un foul innecesario de Roncaglia (de muy flojo partido) ante Ferreyra y el tiro libre de Acevedo que desvió Alayes para sorprender a todos. El último le ganaba al primero. Pero la suerte del campeón, que tanto le achacan a Boca, apareció un par de minutos después cuando Ladino metió la cabeza y empató con su gol en contra.
El resto fue una postal: Boca con la pelota, tres delanteros y todo el campo a su favor, ante un Taladro que mostró un amor propio de un equipo que se quiere quedar en Primera. No le sobra nada, eso está claro. Tan claro como que el punto que se llevó Boca del Sur sabrá su verdadero valor en dos fechas…
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