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BookTime: Si ya está muerto, sonría. Relatos mexicanos de crueldad y humor negro

Publicado el 14 marzo 2017 por Karla A. @viviendodelasp
BookTime: Si ya está muerto, sonría. Relatos mexicanos de crueldad y humor negro
Si ya está muerto, sonría
Autor: Andrés Acosta (antologador)
Editorial: SM
Sinópsis: Si una señora va par la calle y se cae estrepitosamente, uno no debería reír a carcajadas, excepto si uno es mexicano. André Breton dijo alguna vez que México era el Pals elegido para el humor negro. No exageraba. Y contrario a lo que dicen por ahí, la literatura también le da la razón: desde José T. de Cuellar hasta Jorge Ibarguengoitia, por mencionar a los clásicos, varios escritores nacionales han resistido con éxito el embate de la literatura seria.
Andrés Acosta, Raquel Castro, Juana Inés Dehesa, Iván Farías, Salvador Gallardo, Francisco Hinojosa, Eduardo Huchín, Rodolfo J. M., Alfonso Orejel, Hilario Peña, Gabriel Rodriguez Liceaga, Ana Romero, Jaime Alfonso Sandoval, Armando Vega-Gil y José Luis Zárate se suman aquí a esa resistencia. Nos ayudan a plantarle cara a la muerte con el conjuro de la risa.
El humor negro es un tipo de humor que se ejerce a propósito de cosas que suscitarían, contempladas desde otra perspectiva, piedad, terror, lástima o emociones parecidas. (Wikipedia).
Al aprender sobre el pueblo mexicano una de las cosas que escucharás es que nos reímos de todo, hasta de la tragedia y de la misma muerte, y que siempre tratamos de verle el lado bueno o divertido a las cosas, de encontrarle "el chiste" a todo. ''El humor negro es el gran instrumento que los mexicanos inventamos para defendernos, por el camino del exorcismo, de una realidad macabra" dice Paco Ignacio Taibo II (x).    Siguiendo por esa línea, una vez el escritor francés André Breton (quien con su Antología del humor negro acuñó el térrmino) dijo que México era la tierra elegida para el humor negro. Sin embargo, Andrés Acosta en la introducción de esta antología señala la contradicción entre los mexicanos al usar este tipo de humor en la vida cotidiana y hasta hacerlo parte de nuestra idiosincracia, pero mantenerlo alejado en buena medida del plano literario (como género) y del ámbito cultural, en donde más bien reina la solemnidad. Así, presentando a autores contemporáneos que en sus obras rescatan este elemento, los quince relatos reunidos pretenden homenajear este género "que nos provoca desde una mueca agridulce hasta la carcajada abierta y sonora".
En esta selección encontraremos de todo. Para unos fue una oportunidad de compartir su gusto por los muertos vivientes, otros optaron por homenajear al popular personaje de El Santo, al renombrado novelista de ciencia ficción Philip K. Dick o a un subgénero de la literatura negra, el caper story. Pero sea cual fuere su inspiración, todos nos regalan historias de lo más descabelladas, peculiares y por demás divertidas, en muchas de ellas destacando, cómo no, el tema de la muerte. A continuación les comparto mis cinco favoritos:
  • Una patada del destino, Alfonso Orejel. | En el que un joven aspirante a futbolista tiene la oportunidad de hacer una prueba para entrar al Club del Cruz Azul y así salir de su entorno que para nada le complace. 
  • Mandamientos, Juana Inés Dehesa. | La protagonista le quiere dar una buena muerte a su abuela que se encuentra en cama y quien antes le había hecho prometerle que lo haría.
  • El Asesino del cuarto de baño, Eduardo Huchín Sosa. | En el transporte público, un señor comienza a entablar conversación con el protagonista y le relata una historia de lo más peculiar que involucra cucarachas. (Muy wtf y probablemente el que más carcajadas me sacó).
  • La muy edificante historia de la Chamusquina, Armando Vega-Gil. | En palabras del autor, un cuento sobre la indigencia a modo de tragicomedia. 
  • Combustión espontánea de payasos solitarios, Andrés Acosta. | Los payasos solitarios comienzan a sufrir este problema en el país (combustión espontánea) y varios sectores de la sociedad reaccionan ante ello.
Además de la semblanza de cada autor antes de pasar a su relato, al final de éste también se encuentran unas palabras del mismo en las que hace un breve comentario sobre su aportación a la antología y así nos enteramos de su fuente de inspiración o conocemos su opinión respecto a este tema del humor negro en la literatura. Esto último fue algo que disfruté mucho leyendo.
Si hay algo de lo que me tengo que quejar es de la falta de autoras (porque sí, ya me fijo en eso), pues tan sólo encontramos a tres mujeres (Raquel Castro, Juana Inés Dehesa y Ana Romero) frente a doce hombres. En ese aspecto más plumas femeninas se hubieran agradecido.
Pero siguiendo con el contenido, la mayoría de las narraciones hacen uso de ese lenguaje y expresiones coloquiales con las que todo mexicano está familiarizado, además de agregar unos cuantos chistes y referencias locales que al leerse lo hacen sentir a uno como en casa. Realmente la recomiendo para quien se quiera reír, probar la pluma de estos autores que han sabido ganarse un lugar en la literatura mexicana (muchos de ellos dentro de la literatura infantil y juvenil) o simplemente para pasar un buen rato.
Y ya para terminar, aquí les va otra razón para leerlo: si como yo deciden leer un relato por día se aseguran quince días de carcajadas (algo que en lo personal necesitaba mucho y por ello lo agradecí enormemente).

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