Revista Cultura y Ocio

Borges y los sueños

Por Calvodemora
Borges y los sueñosBorges refiere la historia de dos que se soñaron. La extrae de Las mil y una noches y viene a relatarnos cómo alguien tiene un sueño donde se le informa que en casa de un vecino hay un tesoro. Acude a su puerta y éste le propone que lo compartan. No hay nada que compartir, añade el improvisado anfitrión, yo soñé que el tesoro estaba en la suya. Es pues pertenencia suya.Borges remata con la paradoja de que el soñador ilusionado con la idea de encontrar el tesoro tuvo que ir al sueño de otro para descubrir que el tesoro fantaseado, el increíble, estaba en su propia casa. En ocasiones, el mundo es así de extraño. Precisamos el concurso de un actor ajeno para descubrir la bondad de lo que poseíamos en casa, sin saberlo, sin valorarlo tal vez. El azar no existe. Todo tiene una milimétrica arquitectura de causas que la fortuna troca en casualidades aparentes. No lo son. Hay un orden incrustado caprichosamente en el caos. Los días son mapas y carecemos de instrucciones con las que manejarse en ellos. Trasegamos, inclinamos la razón al discurso del deseo o es al revés y padecemos la enfermedad de la verdad, que es un trampantojo o un palimpsesto. No hay verdad que no contenga trazos de mentira. Tampoco podemos confiar en lo contrario. Todo está escrito.

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