Revista Viajes

Breo Martínez, músico en el metro de Barcelona

Por Belilo @BeatrizLizana

Breo es un chico que cuando canta, sonríe y cierra los ojos. Transmite mucha tranquilidad y yo, que empiezo tímida a hacer las fotos, acabo sentándome en el suelo de la estación, obviando a los cientos de personas que por allí se mueven. Da igual porque ahora soy transparente, estoy dentro de la cámara y su música, en mi cabeza. Suenan versiones de pop rock clásicas.

-Me concentro mucho para darlo todo porque actuar en el metro no tiene nada que ver con subirte a un escenario -me dice entre Oasis y Coldplay- donde tienes más de una hora para conectar con la gente. Aquí dispones de un minuto para conseguirlo... lo mágico es que sucede. Sobre todo con los niños, lo ves en sus caras y es una pasada.

-¿Por eso lo haces? ¿Por el reto que supone?

-Para mí es una terapia. Toco dos horas cada día en el metro y lo disfruto al máximo porque además siento que como músico voy evolucionando. Eso mi familia no lo entiende, tocar en el metro lo relacionan con la indigencia pero en Barcelona si quieres cantar, tocar el saxo, el piano o lo que sea, debes pasar antes un casting en AMUC, la Asociación de Músicos del Metro y de la Calle.

Breo Martínez, músico en el metro de Barcelona

-¿Se gana mucho? -me olvido de la prudencia y se lo pregunto a bocajarro.

-No se puede vivir de esto, yo soy funcionario y eso me paga las facturas. Pero sí, tocar en el metro de Barcelona deja un buen sobresueldo que yo pienso invertir en grabar un CD.

-Tocar en el metro, el dinero de los turistas, ¿la vida bohemia a media jornada?

-En realidad me lo tomo como un trabajo constante que hago de lunes a viernes, con un repertorio de más de 50 canciones que no repito en ninguna de mis sesiones. Sin duda, los grandes clásicos son los que mejor funcionan. Y nada de turistas, quien más dinero deja es la gente de aquí. Un día, un poli con una pistola enorme me felicitó por una versión de Radiohead. Hasta algún ratero me ha dejado alguna vez una moneda.

***

Me volví a colar en un directo de Breo un año más tarde. Esta vez lo encuentro en un garito donde no caben más de 20 personas de pie.

-Ahora ya puedo comenzar, estamos todos -dice cuando me ve llegar.

Y tanto que pasó lista. Recibí la invitación del evento a través de Facebook con unas dos semanas de antelación. "Bea, ¿te apuntas a hacer alguna juntos?".

Hoy dispone de unas dos horas para hacer con el público lo que le venga en gana. Y eso significa que se los mete a todos en el bolsillo, uno tras otro. Lo admiro, mantener el nivel de tensión durante todo ese tiempo solo con guitarra y voz es complicado. No le faltan recursos: entre versión y versión cuenta (no canta) pedacitos de humor. Enlazar las canciones a carcajadas, qué genio. En otro momento, pide escribir en la pared el estribillo de una canción para que todos podamos cantarla... No solo se lo permiten, sino que es la misma gerente quien saca una pizarra a estrenar y ella misma lo transcribe:


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