Revista Cine

Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

Publicado el 03 julio 2013 por Juanjo85
Un "recuperador" brillante
No hay muchos directores de cine que tras un par de celebrados trabajos (uno mucho más popular que el otro, dicho sea de paso) hayan alcanzado un estatus de verdadera celebridad y hasta de personaje de culto. Tarantino, un simple y friki dependiente de videoclub (lo cual le permitió devorar todo el cine que quiso gratis, evidentemente), lo logró.
Nacido en 1963, mientras trabajaba en aquél videoclub se inscribió en una escuela de interpretación con el propósito de convertirse en actor, donde tuvo como profesor a un antiguo docente del prestigioso Actor’s Studio, pero tras comerse los mocos tras varios años, se operó la boca y coló mentirijillas en su CV (como que había trabajado en Zombie, de George A. Romero, y en la versión de El rey Lear que dirigió Jean- Luc Godard). Finalmente, la suerte le sonrió y consiguió un papel en la serie Las chicas de oro (esa con las viejecitas marchosas que todos hemos visto alguna vez). Pero no pasó de ahí, de modo que decidió enfocar su carrera como director y guionista, escribiendo los guiones de Amor a quemarropa, Asesinos natos yAbierto hasta el amanecer, pero harto de esperar y no conseguir financiación suficiente para filmar alguno de esos proyectos, se lanzó a la escritura de su ópera primera tras las cámaras, Reservoir dogs.Breve encuentro (III): Quentin Tarantino
Por lo que concierne a las influencias en el cine de Tarantino, éstas resultan innumerables. A todo cineasta (y, por ende, artista) le influencia su formación cultural: la ópera juega un papel tremendo en la obra fílmica de Luchino Visconti (El gatopardo), el cómic es el punto de partido (al menos visual) de muchos trabajos de Tim Burton y Ridley Scott, por ejemplo y como tantos otros, se iniciaron en el videoclip. Así, en Tarantino no iba a ser menos: cómics, canciones (más o menos populares, pero si lo eran menos, gracias a él se convirtieron en no sólo populares, sino célebres: ejemplos claros pueden apreciarse en las bandas sonoras de Pulp fiction o Kill Bill), novelas policíacas, cine de serie B (artes marciales, spaguetti-western) y, por supuesto,  cine de “serie A”, ejemplificado en el western clásico y en realizadores de toda clase, condición y época como Howard Hawks, Sam Peckinpah, Nicholas Ray, Jean-Luc Godard, Sergio Leone, Brian de Palma, John Carpenter o Richard Fleischer.
A menudo acusado por sus detractores de no resultar nada inventivo, sino que se dedica a plagiar escenas de sus películas favoritas, como hacen otros directores que continuamente copian de Hitchcock, por ejemplo (puestos a copiar, ¿mejor hacerlo del mejor no?), lo verdaderamente importante es la influencia que ha tenido y tiene en el cine actual, y es mucha.
1-   Sus guiones en manos ajenas
  • Amor a quemarropa (True romance, Tony Scott, 1993): prestigioso cambio de registro del hermano (ya fallecido) de Ridley, tras estruendosas (Top Gun) y raras y de dudoso gusto (Días de trueno) cintas de acción, resulta una cinta inclasificable (con algo de road movie, eso sí) que está muy pero que muy bien, con un Christian Slater que húye con su recién estrenada novia (Patricia Arquette)- una prostituta pagada por su mejor amigo en el día de su cumpleaños-, con un dinero que pertenece a la mafia (memorable el diálogo entre Christopher Walken y Dennis Hopper, muy tarantiniana) y que habla en delirios con Elvis Presley, que culminará en un sangriento y muy violento tiroteo marca de la casa (Scott lo repetiría en su posterior Enemigo público). También aparecen Gary Oldman, Brad Pitt y Tom Sizemore. Resulta muy violenta, especialmente la antológica escena entre Arquette y el recientemente fallecido James Gandolfini.

Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

True romance


  • Asesinos natos (Natural born killers, 1994): no puedo ser objetivo, ya que es una película que odio a muerte. Tarantino siempre ha renegado de lo que un buen director (Stone), hizo con su guión, que es una sucesión totalmente demente e ilógica de una pareja (Woody Harrelson y Juliette Lewis) que mata porque sí. Si acaso destaca visualmente (algo obvio en su realizador) pero nada más. También la vi hace muchos años, de modo que, de verla ahora, quizás mi juicio cambiaría…pero no me apetece.

Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

Natural born killers


  • Abierto hasta el amanecer (From dusk till dawn, Robert Rodríguez, 1996): con diferencia la mejor película a partir de un guión de Tarantino (muy de Tarantino). Visualmente arrebatadora (Recuerda a Desperado, del propio Rodríguez),Tarantino la coprotagonizó junto a George Clooney, Harvey Keitel y una Juliette Lewis que acababa también de trabajar en el universo Tarantino con Asesinos natos. Clooney y Tarantino son dos bandidos que buscan días de vino y rosas y secuestran una caravana (con Keitel y sus dos hijos) para que les lleve al punto de encuentro con un gángster, que resulta ser un antro de vampiros disfrazado inicialmente de bar de streaptease para camioneros. Memorable el baile de Salma Hayek, como toda la película en sí, que resulta soberbia.

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From dusk till dawn


2-    Las películas
  • Reservoir dogs (1992): supuso su debut en la dirección y una muy sofisticada revisitación del noir en su rama de película de atracos. Protagonizada por hoy en día rostros más o menos conocidos como el veterano Harvey Keitel, Tim Roth, Steve Buscemi, Michael Madsen y Chris Penn (hermano de Sean y ya fallecido), fue visualmente rompedora desde el inicio (con todos vestidos igual, de traje, que influenció hasta al programa Caiga quien Caiga), con esa (no tan) original (ya se hizo en un thriller de los 70, no recuerdo cual…) idea de que cada miembro de la banda fuera un color, sin que se sepan los nombres de pila. Supo atrapar al espectador con recursos muy limitados. Con unas localizaciones que recuerdan claramente al teatro (no así su estructura, repleta de flash backs, que pondría al espectador más o menos en guardia para su posterior y mucho más enrevesada Pulp fiction). Todo un clásico cult, innovadora en cuanto a las convenciones del policíaco clásico, termina como acaba Amor a quemarropa (sólo que mucho más elegante).

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Reservoir dogs


  • Pulp fiction (1994): Palma de Oro en Cannes y Oscar (cantado, por otra parte) al Mejor guión original, lo cual da una idea del prestigio que tuvo y tiene este filme y del irremediable y meteórico salto a la popularidad, celebridad y culto que disfrutó su autor. Mezcla historias entrelazadas (y no sólo con una estructura lineal, si no también salteadas en el tiempo), concibiendo a la película una precisión como pocas veces se ha vuelto a ver. Generó multitud de imitaciones. El número de escenas imborrables es infinito. Y recuperó a John Travolta para el cine.

Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

Pulp fiction


  • El hombre de Hollywood (The man from Hollywood, 1995): cuarto y último sketch de Four rooms, comedia coral con varias historias, las cuales tenían lugar en distintas habitaciones de hotel, unidas entre sí por un botones (el inolvidable Tim Roth, habitual de Tarantino y ya visto en Reservoir dogs y Pulp fiction). Cada una de las historias está dirigida por un realizador, resultando todas ellas divertidas pero sin duda las dos últimas, de Rodríguez y Tarantino, se llevan la palma, destacando sobre todo la, cómo no, muy tarantinesca última historia, en la cual el botones debe subir a la suite, ocupada por un director de cine (el propio Tarantino) y un grupo de amigos (entre los que se encuentra Bruce Willis), muy colocados, que han apostado que uno de ellos puede encender un mechero de estos tipo Zippo diez veces sin parar, y que si no lo consigue el botones le cortará un dedo. Le ofrecen pasta al botones para que participe, y ahí reside el encanto del capítulo.

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The man from Hollywood (Four rooms)


  • Jackie Brown (1997): recuperación de Pam Grier (como ya hizo con Travolta), en un homenaje al género del blaxploitation(aunque mezclado con universos ya explorados en sus dos anteriores largos). La escena inicial, con Grier por el aeropuerto  al son de Across 110th street - la misma canción que suena al inicio de un soberbio policíaco como Pánico en la calle 110 (Across 110th street, Barry Shear, 1972)- resulta asombrosamente Tarantiniana. El más olvidado de sus trabajos, así como el menos logrado para gran parte de sus fans, aunque para la crítica resulta tan ingenioso como los otros (bien vista, así es). También aparecen el televisivo Robert Foster, Robert de Niro y Bridget Fonda, hija de Henry y Jane, entre otros.
Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

Jackie Brown


  • Kill Bill (2003): inicialmente concebida como una mastodóntica obra única, Miramax (controlada por los hermanos Weinsten, apodados manostijeras por su manía de recortar las producciones que resultan demasiado largas) acabó cediendo ante Tarantino, poniéndose ambas de acuerdo en que lo mejor era estrenarla en dos partes, así Tarantino la estrenaría como a él le diera la gana y de paso, ganarían bastante más pasta todos. Uno de los sin duda filmes definitivos sobre la venganza, además de suponer todo un acontecimiento debido a su campaña de publicidad. En el Vol. 1 Tarantino hace uso de una grandísima puesta en escena, en la cual se nos explica que una antigua miembro de un escuadrón de asesinos (Uma Thurman) debe vengarse de todos ellos y acabando, cómo no, por el jefe, Bill (David Carradine, conocido por la serie Kung-fu) tras dejarla al borde de la muerte el día de su boda y embarazada. Con un glosario de referencias (tanto musicales como cinematográficas) que van desde las películas de Bruce Lee hasta el spaguetti western, pasando por el anime y clásicos de Hitchcock o De Palma) sólo al alcance de quién ha visto muchísimo cine. La fotografía también resulta soberbia (en cada uno de sus múltiples tonos), dando la impresión de que dio mucha más importancia a la forma que al fondo (o sea, poca verborrea, al contrario que en el Vol. 2, donde sí hay mas sustancia). Este Vol. 2, pese a ser considerado sensiblemente inferior al Vol. 1 (no hay que olvidar que, en origen y esencia, ambos volúmenes forman parte de una única película, y es curioso que esta última parte, mucho más tarantinesca que la primera, esté peor considerada), no tiene desperdicio alguno, aunque bien es cierto que el ritmo decae en ocasiones. Toda la parte del enfrentamiento de La Novia con Michael Madsen es realmente soberbia. Y el final es algo decepcionante, pero sus diálogos deben aplaudirse.  
    Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

    Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

    Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

    Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

    Kill Bill


  • Death proof (2007): homenaje (junto a Planet terror, de su amigo Robert Rodríguez: en EEUU se estrenaron conjuntamente bajo el nombre de Grindhouse, pese a que en nuestro país se estrenaron por separado. ¿Quién ha dicho que en Europa se deba pagar dos veces por ver algo que en EEUU sólo se pagaría una vez? En fin…) al cine de serie Z (esos cines con programa doble), con copias deficientes (adrede esta vez, simplemente para conseguir ese efecto que tenían dichas cintas en la época), presentando a un Kurt Russell que interpreta a un doble de cine que primero se muestra encantador con las chicas pero luego resulta ser un asesino. Posee varias secuencias de acción apreciables (entre ellas, la persecución en coche y la paliza final, evidentemente)  y el reparto femenino joven es también notable, pero los diálogos resultan sorprendentemente largos y aburridos. Pese a resultar simpática de principio a fin y no estar nada mal, es sin duda de lo peor filmado por su autor.
Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

Death proof


  • Inglorious basterds (2009): en la cabeza de Tarantino durante muchos años, es una muy interesante relectura de Tarantino de ciertos aspectos de la II Guerra Mundial (vamos, que se los inventa), lejos de las ínfulas de grandeza de sus obras más magnas como Pulp fiction o el díptico de Kill Bill, resultando ser un soberbio entretenimiento…y poco más. Supuso el descubrimiento para el cine norteamericano (o sea, el que ve todo el mundo) de Christoph Waltz, un excelente intérprete alemán que haría aquí seguramente el papel de su vida y que volvería a colaborar de forma excelente con Tarantino en su posterior trabajo, y también a Mélanie Laurent. Narra las aventuras de un grupo de soldados norteamericanos que simplemente se dedican a asesinar nazis por la Francia ocupada. También aparecen Brad Pitt, el director de cintas de terror Eli Roth, Diane Kruger y Michael Fassbender. Estructurada en capítulos (como Pulp fiction), especialmente delirante supone su capítulo número cinco, titulado La venganza del rostro gigante (Revenge of the giant face, el desenlace vamos), con los nazis (incluyendo a Hitler) encerrados a cal y canto en el cine de la protagonista y siendo sangrientamente asesinados. Poco antes Tarantino nos ha obsequiado con un temazo de David Bowie que ya se convirtió en emblema de La mujer pantera (Cat people, Paul Schrader, 1982), con la cámara acompañando a la protagonista por el cine en un travelling majestuoso. Lo menos interesante de la película acaban siendo precisamente los bastardos.  Todo lo demás, como ya se ha comentado, es un divertimento de primera mano.
Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

Inglorious basterds


  • Django unchained (2012): recuperación del mejor Tarantino en ésta su última realización hasta la fecha, con un, otra vez, incomensurable Christoph Waltz (desde la primerísima escena en la que aparece) y en la que compra a un esclavo negro (Jamie Foxx) en los Estados Unidos del siglo XIX dominados por la esclavitud en los estados sureños. Foxx intentará liberar a su esposa, en posesión de un propietario de una plantación (DiCaprio). Tarantino recuperó su talento para los diálogos (la explicación de cómo se pronuncia el nombre de Django o la presentación, al principio, del personaje de Waltz así lo atestiguan). Además, no hay saltos en el tiempo ni cosas tan propias del Tarantino más genuino, pero ni falta que le hace. Apreciable sobre todo y cómo no en su versión original. 

    Breve encuentro (III): Quentin Tarantino

    Django unchained


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