Revista Cultura y Ocio

Breve Historia de la Albufera (I)

Por David Herrera @vlchistorytour

Breve historia de la Albufera (I).

De la Albufera tenemos noticias incluso antes de la fundación de Valencia. Ya en el siglo IV el escritor Rufus Festus Avienus, más conocido como Avieno, nos la menciona. En aquella primera época se piensa que abarcaría 30.000 hectáreas.

Siglos más tarde, a principios del siglo XII había menguado un tercio, es decir, tendría en torno a 20.000 según el plano de Sidi Abn Said. Los musulmanes le bautizaron como Al-buhaira (el lago).

De todas maneras, según documentos oficiales, la Albufera no existiría tal y como la conocemos, de manera controlada por la mano del hombre, hasta la conquista cristiana, archivos, que por suerte, nos han llegado a nuestros días.

Por aquel entonces, tanto la Albufera como la Dehesa fueron un privilegio de Jaime I que se reservó estos terrenos como Patrimonio de la Corona desde la toma de la capital del Turia en 1238.

Ya, en ese momento, se protegieron mediante ejércitos oficiales la fauna y la flora del lugar, como ciervos, jabalíes, perdices, conejos, así como también los numerosos pinos, olivos, lentiscos y palmeras.

Con esta diversidad y riqueza del paraje, tanto la Albufera y la Dehesa (los terrenos que  circundan al gran lago) fueron cedidas a manos particulares para su “explotación”, para volver siempre a la monarquía, que la consideró, nunca mejor dicho, como “la joya de la Corona”.

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Como muestra un botón. En 1761 Carlos III firmó la Real Orden “exigiendo” su buen uso, régimen y mantenimiento, detallando a través de indicaciones necesarias el funcionamiento de canales o “goles” (gargantas).*

Estas normas siguieron vigentes hasta el siglo XX. El citado rey ordenó además, cartografiar el lago, que, en aquella época, suponía casi 14.000 hectáreas.

La delimitación de la Albufera se ha producido en varias ocasiones mediante amojonamientos, colección de “mojones o hitos”, señales que marcan el principio y el fin de cada término municipal del entorno del lago.

El de 1577 fue el primero, con resultados satisfactorios. De los posteriores se ha conservado poca información y, aunque alguna excepción hay, el de 1761, que afectó a los términos de Sueca y Cullera, según algunos historiadores, se llevó a cabo por la siembra de arroz y el reparto del lago entre los vecinos. De todas maneras, la Corona tenía que mostrarse firme en una posible discriminación territorial.

Unos años más tarde, en 1795, el botánico Cavanilles escribió un libro sobre la Albufera y La Dehesa y cartografió su entorno. Comprobó que en treinta años había perdido casi la mitad de sus dimensiones, llegando a poco más de 8.000 hectáreas.

 

*Habría que definir qué son estas “goles” ( bocas o gargantas). Son los amplios canales que comunican el lago con el mar, unos proveyendo de agua marina al lago, y otros de agua propia del lago al mar. Una de sus características que hace de este lago un ecosistema especial. Actualmente hay tres, “gola de Puchol”, “gola de Perellonet” y “gola de Perelló”. Si no recuerdo mal, dos de ellos son artificiales.

 

Para saber más: La Albufera Guía para descubrir el Parque Nacional. Paco Tortosa y Pepe Prósper. PUV. 2009. Valencia.


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