Revista Cultura y Ocio

Brindo por ti – @Candid_Albicans

Por De Krakens Y Sirenas @krakensysirenas

Qué atrevimiento por mi parte el haber descorchado tu mejor botella de tinto en un día tan poco señalado como este. Nada que celebrar que merezca la pena: ni tu cumpleaños, ni tu santo, ni tu arrogante presencia en esta casa. Nada. Habrías puesto el grito en el cielo de saber que la abro por el simple hecho de que me apetece tomar una copa viendo una película, con los pies desnudos sobre el sofá. Y que me da igual si me cae una gota sobre la tapicería. Que ya la lavaré. Que ojalá, oye. Brindo por la ineptitud que siempre me has adjudicado.

Me pongo otra copa.

Entre las letras, unas palabras

“Para un caballero de capa y espada, con cariño, Emma”

De todos los calificativos que se me ocurren, caballero no es ni de lejos el que mejor te define. Emma debía de conocerte muy poco cuando te regaló ese libro. Debiste de sacar lo mejor de ti para causarle tan buena impresión. No puedo ni imaginar cuánto te habrá costado ir en contra de tu naturaleza dominante y vehemente. En la estantería se refleja la tenue luz de la lámpara de mesa sobre los lomos de algunos de tus libros. Me pregunto si habrá más con dedicatoria, o si todas las novelas de humor que tan poco te pegan y que de seguro no habrás leído te las habrá regalado ella. Me pregunto también si hubo más Emmas. Los repaso despacio con la mirada, pero me siento demasiado indolente ahora mismo como para realizar el esfuerzo de levantarme e ir a inspeccionarlos. Será el vino o será que ya no me importa. Brindo por las cosas que no merecen ya la pena.

Empiezo a entender tu gusto por este vino.

Y entre la música, una imagen

Tan organizado, tan metódico, tan supuestamente perfecto, y no se te ocurrió proteger tus documentos. Recuerdo cómo contra todo pronóstico acudí a tu ordenador con la intención hacer un pequeño recopilatorio de música clásica para las siestas del bebé. El archivo de imagen destacaba en medio de la obra de Brahms, pidiendo a gritos que lo abriese. Su rostro ocupó casi toda la pantalla. Se tapaba la cara con ambas manos pero dejando asomar sus ojos verdes entre sus dedos, con una sonrisa entre ingenua y estúpida. Era guapa, de tez blanca y cabello castaño claro. El viento la despeinaba. La estabas haciendo reír mientras ella intentaba esconderse. ¿Qué le estabas diciendo? ¿Quizás lo guapa que era? ¿Le pedías que posase para ti? No debía de tener más de 20 años. Supuse que era la Emma de las dedicatorias a caballeros que rescatan doncellas a golpe de espada. Entendí que la hubieses ocultado entre la música y no entre tus aburridas actas o los enlaces a tus ponencias, a las que seguro yo no habría acudido jamás a buscar nada. Pero ni siquiera tú eres infalible. Brindo por los errores.

Y con esta tercera y última copa brindo por las patadas que nos da la vida, que no hacen otra cosa sino espolearnos para que caminemos, para que no nos acomodemos en el camino, para que no nos conformemos con cualquier cosa. Brindo por las putadas que nos hacen fuertes, por las lágrimas necesarias como la lluvia que limpia el aire contaminado y que luego nos pemiten respirar mejor. Brindo por las segundas oportunidades que se nos ofrecen para vivir lejos del menosprecio, la soberbia, la altanería y el desdén, y que solo hay que querer aprovechar. Y por supuesto brindo por ti y por tu torpeza, la cual que me ha llevado a tomar la mejor decisión de mi vida: vivirla sin ti.

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