Bromas aparte, mendigando vamos

No creo que ningún lector se creyese que la entrada de ayer respondía a una noticia real. Evidentemente, era mi forma de celebrar la fiesta de los Santos Inocentes y no creo que engañase a nadie (ni lo pretendía). Lo que realmente intenté ayer era poner en evidencia el abandono que sufre nuestro pueblo por parte de las instituciones de gobierno provincial y autonómico.

La idea surgió en el pasado Pleno, cuando Juan Valls primero y la Alcaldesa después, glosaron orgullosos haber conseguido de la Diputación de Alicante una subvención de 5.000 euros para les "Festes d'Hivern" de Ibi, ayuda que empezará a aplicarse a partir de las celebraciones de 2012. Además, también costeará el primer premio del Concurso Nacional de Marchas para Cabalgatas de Reyes Magos y el concierto de Nadal i Reis, tal y como ha comunicado el propio Ayuntamiento.
Desde hace años nos han obligado a jugar al juego de la subvención pública. Ayuntamiento incódomo, Ayuntamiento que se queda sin subvención. Si criticas al Presidente de la Diputación, te quedas sin subvención. Si le haces una mala cara a un Conseller, despídete de cualquier ayuda. Eso es lo que viene ocurriendo, en Ibi y en otros sitios, desde hace mucho tiempo.

El problema se acrecienta ahora, en época de vacas flacas, con  cientos de alcaldes y concejales mendigando por los pasillos de los edificios oficiales. ¡5.000 euros! ¡vaya fortuna! Hay funcionarios que se han llevado más dinero a su casa en la última nómina.
No me hago a la idea de tener que ir dando las gracias por las limosnas, las de quien las de. Pienso que Ibi es un pueblo que ha generado y genera riqueza suficiente como para exigir estas compensaciones. Llevamos muchas décadas pagando impuestos y contemplando que el gasto público se vuelca en otros municipios más "afortunados".
El colmo de los colmos, y permitirme que vuelva a referirme a ello, lo tenemos en el Centro de Día. El Ayuntamiento de Ibi cedió el solar, modificó el PGOU, removimos todos los obstáculos habidos y por haber, con la ilusión de ver cumplida una promesa. El último portazo en las narices lo hemos recibido estos días, cuando han vencido los 2 meses de plazo que se concedió la Consellería para licitar el Centro de Día y estamos igual que estábamos.