Bruma

En el futuro vas a poder apretar un botón de tu teléfono móvil mientras vuelves a tu casa y se va a encender el aire acondicionado con la temperatura que tú quieras. Para que cuando llegues, la casa, justamente, ya esté fresca. Y tú no tengas calor.
En el futuro vas a poder subir a tu coche y decir la dirección a la que tienes que ir y el coche te va a ir contestando, te va a ir diciendo dónde girar, cómo llegar.
En el futuro vas a entrar a un sitio de internet y te van a saludar mil o dos mil personas por tu cumpleaños, gente de Melbourne o Estambul, gente que no conoces. El sitio te va a decir qué te convendría comer a mediodía, dado que tus gustos han sido registrados a lo largo de los años. Te va a decir para qué sitios puedes reservar pasajes en avión con descuentos especiales, la marca de zapatillas que deberías comprar para correr y cuántas pulsaciones tienes cuando te levantas de la cama y cómo están esos valores en relación a tu promedio histórico, y que fumar hace mal.
En el futuro todo va a estar medido y registrado y almacenado, fácil de encontrar.
En el futuro vas a estar triste, más o menos como ahora.