Revista Cultura y Ocio

«Buena gente», con Verónica Forqué

Publicado el 16 marzo 2015 por Juliobravo
«Buena gente», con Verónica Forqué
«Buena gente» es una comedia-trampa. La función provoca risas y sonrisas, pero al concluir el espectador siente un intenso dolor en el estómago. No lo provoca el hambre y la cercanía de la hora de cenar, sino el certero y violento golpe que ha supuesto el lacerante texto de David Lindsay-Abaire, que ha adaptado brillantemente y ha dirigido David Serrano. Éste, por cierto, es un avezado zahorí teatral, que ha demostrado su destreza en distintas ocasiones ya; lástima que no se dedique al fútbol, se hubiera hecho millonario ya como ojeador.
«Buena gente» («Good people», estrenada en Nueva York hace cuatro años) cuenta la historia de Margarita, una mujer de unos sesenta años, madre soltera de una hija discapacitada de cuarenta años; trabaja en un «todo a cien», del que es despedida, y vive en una casa alquilada bajo la presión de su casera, Lola, que es sin embargo amiga suya. Su única distracción es el bingo, donde además tiene ocasión de merendar barato. Su vida es un ejemplo perfecto de lo que se llama «una vida perra». Y no es que tenga mucha gracia; se lo decía una mujer a su compañera al salir de la función: «No entiendo de que se reía la gente, con todo lo que le pasa a esa mujer». Pero es que eso es, básicamente, la comedia. No ésta, sino el género. Las risas suelen ser inversamente proporcionales a las desgracias de los protagonistas.

Dice David Serrano que a Margarita «quizá también podría haberle ido mejor si no hubiera sido tan buena gente, pero ella nunca eligió ese camino». Ciertamente, el espectador se encuenta con una buena persona, marcada por la mala suerte y abrumada por su triste y obstaculizada vida; una mujer digna de lástima. El autor, sin embargo, se guarda un as en la manga: ¿Es en realidad Margarita tan buena gente como aparenta? ¿Es en realidad una mujer ingenua e indefensa? El encuentro con un antiguo compañero de instituto (ahora convertido en un médico triunfador y exitoso) y su mujer revelará otra cara de la protagonista; el mérito del texto y de la adaptación es dejarle al espectador que emita su veredicto.


No se puede poner en pie «Buena gente» si no se cuenta con una actriz capaz de regalarle al personaje de Margarita toda su compasión y de pintarle su resignación y su amargura sin convertirla en tonta: Verónica Forqué lo consigue con un trabajo sincero, emotivo y emocionante. Del resto del reparto destaca la precisión y convicción de Pilar Castro en su doble papel y la efectividad de Susi Sánchez y Juan Fernández. 

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