Bullying a Pedro

Al advertir desde antes de las elecciones de diciembre que nunca negociaría con Mariano Rajoy ni con el PP sin escuchar lo que pudieran proponerle Pedro Sánchez se entregó sin condiciones al ensoberbecido Podemos y también a otros comunistas, antisistema e independentistas.

Ahora le hacen bullying, lo acosan y humillan sarcásticamente, como durante la presentación del Gobierno ordenado por Pablo Manuel Iglesias, al advertir que “La posibilidad de que Sánchez sea presidente es una sonrisa del destino que podría agradecerme”.

Es decir: “El destino soy yo, qué suerte tienes conmigo de vicepresidente del Gobierno, con lo que voy a controlar a los espías del CNI, y a colocar a seis ministros míos en carteras clave”.

En las conversaciones secretas Podemos-PSOE – ante las televisiones vendrán ya preparadas, como concursos con trampa—Iglesias Turrión le dirá al perdedor de veinte diputados en diciembre que no se preocupe por el turbio historial ideológico de Podemos.

Le recordará que pasó sin transición ni discusión alguna en sus bases, los Círculos, de rechazar a los partidos políticos porque eran “la casta” a convertirse y actuar como “casta”, incluso queriendo cobrar con trucos de la casta más inmoral y voraz.

Ahora esconde sus ideas comunistas originales, como la salida del euro, negarse a pagar la deuda, el uso libre de las armas que pedía, engrasar la guillotina para “la casta”, o la exigencia de expropiar empresas estratégicas y medios informativos.

Ha tapado temporalmente su chavismo, aunque su leninismo totalitario hiberna alerta, esperando su oportunidad.

Protegido por algunos medios informativos, pocos le reprochan que no condene que haya presos políticos en Venezuela, de donde le llegaron grandes cantidades de dólares, y que se niegue a unirse al pacto antiyihad, quizás porque ha cobrado millones de Irán.

“Yo cambio la doctrina de Podemos como me da la gana. Soy su Caudillo. Tú no te atreves. Ya te advertí públicamente, ¡Qué poco mandas en tu Partido!”, le dirá a Sánchez para que acepte entregarse encadenado.

Sánchez creía que le hacía bullying a Rajoy, y ahora se lo hacen a él Rajoy y, sádicamente, el leninista Iglesias. Y el tipo sonríe tanb bobamente como Zapatero contando nubes.

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SALAS