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Ricardo Portmán] @ecosdelvinilo“Un disco de cámara, blanco y negro”. Las palabras de su autor clarificaban el espíritu de su disco profundo y lo-fi: Las Consecuencias. Enrique Bunbury eligió 16 de febrero de 2010 para la entrañable continuación del poderío de Hellville de Luxe y esa fecha quedaría marcada para bien de todos. Las Consecuencias tiene siete años escarbando y haciendo madriguera -de alguna manera- en la psiquis de quienes se han mantenido en figurada carrera paralela con el aragonés. La aparente aridez del sexto trabajo de Bunbury hace honor a su condición de disco-par dentro de su catálogo: Los pares van al hueso, sin prisas, con menos decibelio y más tinta; la furia y el incisivo afilado ya queda para los impares. Las Consecuencias retoma la acústica, las cuerdas y los matices de un folk-a-lo-bunbury, dejando de lado los hits evidentes en favor de tonadas y estrofas que miran hacia dentro. Enrique produjo en solitario y no podía ser de otra manera; Manzanera fue el encargado de producir en Hellville, pero en el disco que hoy nos ocupa las manos amigas sobraban. Frente a Frente, De Todo El Mundo y Los Habitantes fueron los sencillos, pero el tema titular y Es Hora de Hablar son los que seguramente portan la diadema de la conciencia del disco que Bunbury escuchaba en su cabeza.Nunca es demasiado tarde, ni se está tan feliz y no habrá un clima tan benigno que permita resistirse a la tentación de sentarse al calor de Las Consecuencias, que tras siete traslaciones, sigue siendo un álbum al que siempre se termina regresando y eso sigue siendo inevitable.
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