Revista Coaching

Buscando la fuente de la empatía

Por Alberto Barbero @albarbero

Cuando alguien decide ser empático porque ha llegado a la conclusión de que así puede ser más eficaz o más productivo ganando la confianza de los demás, sigue habiendo algo que no funciona del todo bien. La empatía como “pose” es algo de poco recorrido, ya que la empatía que no es sincera se detecta con facilidad. Incluso aunque seas un maestro de las artes escénicas, tarde o temprano tu actuación se verá como lo que es. Así que quizás sea hora de que te hagas a fondo esta pregunta: ¿Sientes la necesidad de ser empático?

No importa cuánto lo practiques ni cuánto leas, no importa si te entrenas con role-playings o si un día te emocionas cuando escuchas a un gurú. Solo importa si sientes una conexión auténtica con quien te rodea. Y si esto no es así, casi es mejor que no te esfuerces por ser empático. Tarde o temprano lo van a notar. Y quizás sea peor. Casi es mejor que seas auténticamente “antipático”.

Alguien que quiere desarrollar su empatía debe primero cargarse de razones (y de emociones) y solo entonces cultivar la técnica -que es muy simple- para poner algo más de atención sobre pequeños detalles. Una técnica por sí sola es algo muerto, algo sin alma, algo de otro que difícilmente funciona bien en uno mismo… y la empatía es hija de la autenticidad y de la compasión.

Quizás “argumentos universales” como este de Carl Sagan puedan ayudar a alguien.

A mí sí.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog

Revistas