Revista Sociedad

Busco mi equilibrio

Por Lor Martín

Es curioso cómo a veces soy tan absurda e irracional que ni yo misma me reconozco. Cómo hay veces que la adolescente neurótica y caótica que llevo dentro me come terreno y se apodera de mí. Cómo dejo que mis miedos ganen a mi seguridad. Cómo simplemente me dejo arrastrar ante el caos y la incertidumbre, ante la desconfianza y la locura.

A veces soy capaz de tirarlo todo por la borda por un momento de pánico total. Otras no valoro lo que tengo, lo que soy, lo que son otros para mí, lo que me aportan, lo que me enseñan, lo que me hacen ser cuando estoy con ellos. A veces parece que mi memoria a corto plazo es infinitamente más poderosa y fuerte que mi memoria a largo plazo, mi zona de recuerdos, de sentimientos, de emociones. Lo nuevo me puede, me atrae, me cautiva.

Volver de “vacaciones” siempre es una época jodida. Y pongo “vacaciones” entre comillas porque quien está en paro parece que está de vacaciones continuas, pero ya os digo yo que para nada, que muchas mentes “en paro” trabajan más que otras muchas sentadas en un despacho. Sin embargo, después de dos fines de semana muy muy memorables, el lunes aterricé en mi casa con una maleta llena de ropa sucia y una mente totalmente descompuesta y desorganizada. Y claro, eso me está pasando factura. Ayer me pasé el día buscando ofertas de trabajo, actualizando currículums online de los que no sirven absolutamente para nada e incluso registrándome en una página de Au Pair para irme al extranjero a cuidar niños ajenos cuyas lenguas no entiendo. Yo, a quien ni siquiera le gustan los niños. Y todo esto colapsada por un pánico terrible y ansiosa de encontrar algo que calmara mi mente perturbada, fuera lo que fuera, fuera donde fuera. Hasta que llega alguien cuyas frases lapidarias tumban todo mi mundo y me hacen ver que no soy más que una neurótica con una crisis puntual:

“Empalmas dos festivales a tutiplen y al día siguiente te hundes porque no tienes trabajo y te quieres ir a cuidar niños… ¿Dónde está el equilibrio?” 

Pues eso mismo digo yo… ¿Dónde está el equilibrio? ¿Dónde está MI equilibrio? ¿Quién narices se lo ha llevado? ¿Qué han hecho con él?

Hoy parece que todo está menos caótico, que mi cielo no está tan oscuro y que mi crisis irracional de identidad está a niveles altos, pero aceptables. Sé que necesito un cambio… o más que un cambio, movimiento. Estoy cansada, harta, extasiada, reventada, hasta las narices de ver cómo todo se mueve bajo mi atenta mirada. Todo y todos se mueven. Y yo miro. Miro y me desespero. Miro y me colapso. Miro y me enciendo. Y así todos los días.

Ya me dijo una amiga hace meses que tengo demasiado tiempo libre y que inconscientemente espero que el resto de la gente también lo tenga. Y eso obviamente es un problema. Porque me quemo, me prendo fuego yo sola, me irrito, me canso. Y así no se puede.

En fin, no espero que nadie sienta pena de mí, ni que se compadezca, ni siquiera que entienda un 10% de lo que he escrito porque como ya he dicho muchas veces, este blog es egoístamente para mí. Un folio virtual que me permite explotar y combustionar cómo y cuando quiero, cómo y cuando necesito. Lo que sí os pediría, a los dos o tres que lo leáis, es que si en unos días vuelvo a estar adolescente perdida, me remitáis a esta entrada y me hagáis leer que dentro de mi propio caos sigue habiendo alguien que busca desesperadamente su propio equilibrio. Y que eso, en el fondo de los fondos, no es tan malo.


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas