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Café Society – Woody Allen y el séptimo arte

Publicado el 25 agosto 2016 por Maresssss @cineyear

Para empezar con Café Society, os voy a ahorrar los tópicos y mamarrachadas de cada año cuando Woody Allen estrena una nueva película. Nada de que si es una obra menor o una nueva muestra de su inagotable talento; ni que sus historias se repiten o si se parece a tal o cual de sus grandes trabajos. Lo que sí que es repetitivo es leer muchas opiniones año tras año utilizando los mismos argumentos para, normalmente, hacer de menos las películas del director neoyorquino.

Dicho esto, voy a intentar olvidarme de que Café Society la dirige uno de mis directores favoritos, quien a sus setenta y muchos años sigue escribiendo y dirigiendo año tras año con el mismo espíritu que caracteriza su extensa obra. Porque ante todo, Woody Allen es un amante del cine y así lo vuelve a demostrar en su nuevo film.

Café Society Woody Allen séptimo arte
Café Society – Woody Allen y el séptimo arte

Con el encanto y romanticismo que caracteriza muchas de sus obras, Allen viaja nuevamente a los años treinta, cuando la industria del cine comenzaba a salir de su niñez y el swing vivía su edad dorada. En este contexto la trama viaja de Hollywood a Manhattan mostrando un cuidado por todos los espacios en los que se va desarrollando una historia en la que tiene cabida el amor y el desamor, el humor-muy liviano esta vez-, cierto existencialismo y algunas sutiles referencias a grandes clásicos del séptimo arte.

Sin entrar en más detalles argumentales merece la pena pararse un momento en el elenco actoral de la película, en el que sin duda destaca una brillante Kristen Stewart en el papel femenino protagonista. Por contra, Jesse Eisenberg, quien interpreta ese alter ego alleniense que viaja de película en película cuando el propio Allen se queda tras la cámara, no acaba de eclosionar, aunque cumple con su personaje.

Café Society Woody Allen séptimo arte
Café Society – Woody Allen y el séptimo arte

Ahora es cuando vendría el análisis y las comparaciones con alguna de sus otras cuarenta y tantas películas, pero no voy a ir por ahí. No cabe duda de que el cine de Woody Allen tiene muchos fieles, algunos detractores y muchos que picotean sin ton ni son de sus obras. Café Society cumplirá con los primeros, y también con los segundos; quizás rescate algún halago del tercer grupo y probablemente bastante indiferencia en líneas generales.

Porque así es el cine del director neoyorquino. Algunos nos emocionamos solo con ver los créditos iniciales, aunque luego nos guste más o menos lo que veamos; otros, no le pillan el gusto ni se lo pillarán, porque así son las cosas y para gustos, colores. Por todo ello, Café Society posee buena parte del romanticismo que emanaba en Midnight in Paris o La rosa púrpura del Cairo, y aunque el humor sea bastante contenido para lo que nos suele tener acostumbrados, la historia funciona perfectamente sin meterse en muchas complicaciones, yendo de menos a más hasta el regalo cinematográfico que es el final del film. Qué más decir... es Woody, nuestro Woody. Dentro de muchos años seguiremos recordando lo bonito que era reencontrarse con su talento desde la butaca, esperando esas letras blancas sobre fondo negro diciendo " Written and Directed by Woody Allen".


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