Calabazas decoradas, manualidades en Halloween

Las calabazas decoradas son las manualidades por excelencia que podemos hacer con niños cuando queremos celebrar Halloween.

Yo celebro Halloween desde pequeña, porque yo me solía disfrazar en mi academia de inglés. Luego crecí, y no fue hasta que tuve amigos que también lo celebraban que no me volví a disfrazar y a celebrarlo.

Y desde que nació Bichito, decoramos nuestra casa y hablamos de ello como si fuera un juego, ¡y le encanta!

La primera vez que decoré una calabaza

Hace ahora tres años que asistí a un evento que organizó PintaPum (por cierto, aprovecho para decirte que aquí puedes descargarte gratis un kit imprimible para decorar tu fiesta de Halloween y que con el código BOO15 tienes un descuento del 15% en su web hasta el 01/11/2020. ¡Aprovecha para comprar las minibox que vayas a necesitar!)

Total, que me enrollo. A aquel evento llevamos a un Bichito de menos de dos años disfrazado de esqueleto y carvamos nuestra primera calabaza de Halloween.

Allí fue donde aprendí que se necesitan herramientas especiales para no cortarte una mano en el intento (de verdad, no lo intentes con cuchillos normales, es peligroso).

Yo me compré un kit de carvado súper cuqui en Amazon que te dejo linkado aquí. Además es genial, porque vienen todas las herramientas en su estuche y se deja bien guardadito para sacarlo cada año.

Y lo compré porque la semana pasada Bichito me pidió que hiciéramos nuestra propia calabaza de Halloween y claro, con lo que a mí me gustan estas cosas, ¿cómo le iba a decir que no?

Cómo decoramos una calabaza de Halloween

Que quede constancia de que no soy ninguna experta carvadora y que además, soy totalmente nula cuando hablamos de manualidades, pero carvar una calabaza es tan sencillo, que está hecho para torpes como yo.

Este fin de semana me quedé sola con los 3 el sábado porque maridín se fue a ver el fútbol y yo sabía que esta manualidad les iba a entretener, a pesar de que ellos no participasen mucho, solo de verlo les tenía intrigados.

Lo primero que hicimos fue comprar una calabaza. En esta época ya las venden redonditas e incluso con pegatinas simulando las siluetas que has de quitar para hacer tu propia calabaza decorada. Cuánto más grande es la calabaza, casi que mejor, porque sino después con la vela dentro, tiende a quemarse el interior y huele a churrascadito toda la casa, ¡ja ja!

Una vez nos pusimos al lío, le pedí a Bichito que con un rotulador, dibujase la silueta de las pegatinas que traía la calabaza. Si no las trae, hay que hacerlo con algún rotulador que marque bien.

Si la calabaza trae estas pegatinas, no hace falta dibujar nada porque empiezas a cortar sobre ellas y te sirven de guía, pero le hice hacerlo porque sino, pobre mío, no iba a hacer casi nada.

No tenía muy claro para qué servían todas las herramientas que traía el estuche que te he comentado antes, pero cogí la que más se parecía a un cuchillo para abrir la tapa de la calabaza. Y con cuidado, la recorte en redondo un poco por encima de los ojos.

Cuando levanté la tapa, lo primero que se veían eran las pepitas de la calabaza, y ahí fue cuando les pedí a los 3 que me ayudasen a vaciarla. Les di una cuchara sopera a cada uno y se pusieron a sacar todo lo que pudieron.

Cuando se cansaron de hacerlo, cogí otra herramienta más parecida a un cuchillo de sierra finito e intente afinar el grosor de la entrada de la calabaza. Después, con otra herramienta con forma de cuchara y pinchitos en los extremos, intenté vaciar más a conciencia la calabaza.

Lo que se saca de ahí se puede aprovechar para una crema, para un bizcocho… en nuestro caso nos esforzamos bastante poco, no te voy a engañar, y no la pulimos demasiado, así que no guardamos lo que sacamos porque no nos daba ni para una crema.

Una vez vacía, cogí otra herramienta similar a un cuchillo de sierra fino y empece a recortar los ojos y la boca. Lo clavé despacio y corté y corté y corté.

Los niños estaban alucinados viendo lo que hacía y se asomaban para ver cómo entraba el cuchillo hacia dentro. Varias veces tuve que pedirles que se alejasen un poquito, porque estábamos utilizando herramientas peligrosas y había que tener cuidado.

Una vez había quitado los ojos y la boca, recorte de nuevo el grosor en el borde de estos entrando por el mismo agujero. De la tapa también recorté la pulpa que había en exceso, ya que al ser una calabaza pequeña, sabía que habría problemas con la vela (y aunque lo recorté, se quemó).

El resultado final

En total creo que tardé unos 30 minutos en hacerla. No es nada, pero ver lo emocionados que estaban los niños con el asunto hizo que mereciese la pena.

Corriendo fuimos a encenderla y cogí una vela de té (de esas pequeñitas redondas), la encendí y la puse dentro. Al apagar la luz del recibidor todos se quedaron alucinados y les expliqué, sobre todo a los pequeños, que eso no se podía tocar o se quemarían.

Cometí el error de poner la tapa y fue cuando empezó a oler a churrascado porque se estaba quemando parte de la pulpa de la tapa. Suerte que estaba húmeda, sino fijo que se prende fuego, ¡ja ja!

Y así es cómo hemos decorado nuestra calabaza de Halloween. Fácil, entretenido y apto para toda la familia.

Y tú, ¿has decorado una calabaza alguna vez? ¿Cómo te desenvuelves con el carvado? ¿Eres una maestra de la técnica?

¡Cuéntame!