Revista Cocina

Calamares rebozados

Por Celiacaporsorpresa @celiacaxsorpres

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Hoy os traemos todo un clásico de nuestros bares españoles, la clásica ración de calamares rebozados, pero como siempre, para nosotros sin gluten.

Los calamares rebozados, también se llaman calamares fritos, calamares a la romana y en zonas del Norte de España como Cantabria, Asturias, Navarra y País Vasco se denominan rabas de calamar.

Mi madre estuvo con gripe la semana pasada, así que por precaución debido a mi embarazo llevábamos días sin ir a verla. Una vez recuperada del todo, por fin fuimos el sábado pasado a comer y ya sabéis que las madres aprovechan cuando vamos para preparar a sus hijos su plato preferido o eso que saben que no solemos comprar, cocinar en casa, y en mi caso comer a menudo en los bares. Así que nos tenía preparados unos calamares frescos, tiernos y que se deshacían sólo con mirarlos.

Para preparar los calamares rebozados lo ideal es utilizar, como hicimos nosotros, calamares frescos, de calidad, comprados en la pescadería para que así os queden lo más tiernos posible una vez pasados por el aceite caliente, pero también podéis utilizar calamares congelados que encontrareis en cualquier supermercado o grande superficie.

La receta no tiene ninguna complicación y nos resuelve una cena rápida o un picoteo fácil.

Los calamares rebozados, acompañados de una ensalada, con un buen chorro de limón exprimido por encima o en bocadillo dentro de un buen pan sin gluten, te resultarán deliciosos.

Aquí os dejo cómo prepararlos, yo sólo llevé la harina sin gluten que me pareció más adecuada y listo. Nosotros los tomamos de segundo plato y ya os adelanto que no quedó ni un trocito de calamar dentro de la fuente. ;)

INGREDIENTES:

– 3 calamares grandes, esta vez frescos y limpios

– sal

– harina para rebozar sin gluten (en este caso hemos utilizado Farina blanca sin gluten de Piaceri Mediterranei que nos llegó a casa en su lote de productos)

– aceite de oliva

ELABORACIÓN:

Pedimos al pescadero que nos limpie los calamares y que los deje enteros. Una vez en la cocina separamos el cuerpo de los tentáculos. Partimos los cuerpos de los calamares en anillas ni muy gruesas, ni muy finas, y dejamos los tentáculos en varios trozos más grandes.

Salamos los calamares ya cortados, repartiendo bien la sal con las manos. Cuidado con abusar de ella, y es que los cefalópodos la absorben muy rápidamente.

Una vez partidos y salados, rebozamos todo con nuestra harina sin gluten. Nos ayudamos de un colador grande para retirar el sobrante de harina.

Freímos las anillas en varias tandas en abundante aceite de oliva caliente y escurrimos en papel absorbente. Es importante que el aceite esté lo suficientemente caliente y que no los dejéis demasiado tiempo ya que se pondrán más duros. Al final freímos también los tentáculos, dejándolos algo más de tiempo, ya que en mi casa nos gustan un poco más crujientes y tostaditos.

Servimos los calamares recién hechos, acompañados de unas rodajas de limón para el que le guste ponerse unas gotas por encima.


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