Calle Cloverfield 10, ¿Qué me vas a hacer?

Tras dirigir el cortometraje Portal: No Scape en 2011, Dan Trachtenberg debuta en la gran pantalla con 10 Cloverfield Lane, traducida en nuestro país como Calle Cloverfield 10.
Producida por el efectista J.J Abrams que, como siempre, ha ejercido una gran labor promocional, además de servir como reclamo al avalar con su nombre una película muy alejada de las grandes producciones a pesar de contar con él en sus filas.
Calle Cloverfield 10 es una película pequeña en todos sus ámbitos; pocos personajes, escasas localizaciones, efectos especiales menores y un presupuesto tan modesto como las propias intenciones del film, con tan solo 5 millones de dólares su ejecución es de lo más correcta.
Una joven sufre un accidente de coche. Cuando despierta se encuentra encerrada en una celda bajo tierra, secuestrada por un hombre extraño (John Goodman) que dice haberla salvado del día del juicio final. El excéntrico captor asegura que el exterior es inhabitable por culpa de un terrible ataque químico, algo que no sabe si creer. Es así como comienza su pesadilla, en una espiral de desconocimiento. La mente del criminal es infranqueable, y ella tendrán que intentar analizar a su enemigo para conseguir sobrevivir.
La promoción viral de la película ha jugado con ingenio sus mejores cartas, mostrando lo justo y como suele hacer Abrams, jugando con las incógnitas en toda la fase previa a su estreno, elevando entre el público las expectativas generales.
Esto puede inducir a desengaños profundos si esperamos un producto magistral. No estamos ante una mala película, pero creo que cuenta con halagos excesivos por parte de profesionales del sector.
El proyecto nació bajo el título de The Cellar (El sótano), mucho más fiel a la historia que nos presenta el guión escrito por Josh Campbell y Matthew Stuecken, noveles en la escritura de largometrajes. Durante la producción el título cambió a 10 Cloverfield Lane, hecho que hizo especular sobre que ésta sería una secuela directa de Cloverfield (2008), dirigida por Matt Reeves.

No hace mucho tiempo que el propio Abrams ha desmentido la conexión argumental entre ambas, denominando a la presente como un pariente de la obra de Reeves.
Sin guardar apariencias y hechos comunes, la película dirigida por Dan recuerda a Monstruoso cuando estamos próximos al desenlace.
Entiendo que dada la trayectoria que toma el film, hayan querido aprovechar el tirón del título de la obra de Matt Reeves. De todas formas, el tirón que podía llegar a aprovechar el título de la obra de Reeves, no tendrá mucho efecto en nuestro país, ya que fue rebautizada como Monstruoso. Malditos reclamos comerciales.

Al margen de algunas soluciones difíciles de creer y sin contar nada especialmente novedoso, sendos guionistas se desenvuelven correctamente en esta historia que camina entre el thriller y la ciencia ficción.
Pero si por algo destaca la película es por la gran labor la que hacen sus dos protagonistas principales; la excelente y siempre guapísima Mary Elizabeth Winstead (Scott Pilgrim) que se muestra aquí como la víctima perfecta que toma las riendas de heroína. Y un Jhon Goodman con una faceta muy crepuscular y perturbadora en el contexto de la película. Un papel pequeño pero de gran carisma. En tercer lugar, tenemos a John Gallagher Jr. (Jonah Hex) que actúa como secundario todo el rato. La historia se centra en el tándem Goodman - Winstead.

La historia arranca sin rumbo fijo y titubea en sus primeras secuencias. Mantiene nuestro interés gracias a esas incógnitas. Pero es conforme avanza, que ésta adquiere el rumbo y gana intensidad al alcanzar el ecuador de la historia, que es no menos que electrizante. Sin embargo, su desenlace se queda en algo poco más que correcto.
La película se mantiene dentro de lo correcto hasta bien bien entrados en materia, con unos personajes que ponen énfasis en lo que la historia intenta contarnos desde un principio. Una película de toscas decisiones en algún que otro momento de la historia, ciertas licencias que hemos de aceptar para disfrutarla.