Revista Ciencia
El Cangrejo rojo o americano puede llegar a los 10 centímetros de longitud desde la cabeza hasta la cola o telson, aunque depende significativamente del medio en el que viven. Su tonalidad general va desde el gris azulado hasta el rojo vivo. El caparazón que le cubre la cabeza y el tórax presenta numerosas espinas pequeñas. Presenta cuatro pares de patas y dos grandes y bien desarrolladas pinzas que utiliza como defensa. La época reproductora puede alargarse durante todo el año, pudiendo tener hasta tres generaciones anuales. Esta se inicia con la fecundación, tras la cual, la hembra llevará hasta un centenar de huevos pegados bajo su abdomen. Tras la eclosión nacerán unos diminutos cangrejos con características similares a las de los adultos, sin estadios larvarios intermedios. En su primera etapa crecen a una gran velocidad.
El cangrejo rojo es originario del centro y sur de los Estados Unidos y el noroeste de Méjico. Se trata de una especie cultivable, con un elevado rendimiento económico que ha propiciado su introducción en todos los continentes salvo en Australia y la Antárdida. La primera introducción en la Península Ibérica se realizó en Badajoz en 1973 con 480 ejemplares procedentes de Estados Unidos con el fin de realizar un ensayo de aclimatación. Tras el éxito de la experiencia, en 1974 se establece el primer vivero de cría en Sevilla desde donde se extendieron por toda España y Portugal. Desde entonces ha sufrido una enorme expansión debido a su gran capacidad colonizadora y a su oportunista régimen alimenticio. En Aragón se distribuye por los tramos medios y bajos de todos los ríos, embalses y zonas húmedas. Ocupa aguas tranquilas o estancadas con piedras, rocas, agujeros o tierra blanda donde excavar ellos mismos para ocultarse.Aunque es preferentemente crepuscular y nocturno, también es activo durante el día, llegando a desplazarse con frecuencia fuera del agua en horas con humedad ambiental. Es una especie oportunista, que puede alimentarse de todo tipo de materia animal y vegetal, consumiendo peces, lombrices, camarones, carroña, etc. Durante su crecimiento y, desde la primera semana de vida, mudan su caparazón, ocultándose hasta que el nuevo se endurece, momento en que resulta más vulnerable a sus predadores.Entre los muchos problemas que ha causado la introducción de esta especie podemos destacar su contribución a la desaparición de nuestro cangrejo autóctono a causa de la afanomicosis (Aphanomycetes astaci), un hongo parásito del que es portador el huésped americano y que afecta mortalmente a nuestra especie. Un nuevo ejemplo de los graves daños ambientales que puede provocar la introducción de especies foráneas en el medio.