Revista En Femenino

Canto de un padre a la madre de su hijo

Por Tenemostetas
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Esta es la carta que un padre, un maravilloso padre, dedicó a la madre de su hijo, que inicialmente tuvo muchísimas dificultades con la lactancia.
Hoy, 19 de marzo, Día de los Padres en España, tengo el placer de publicar esta hermosa carta, y contar además la historia de esta lactancia tan difícil, que por suerte, ha tenido un final feliz. Un final feliz gracias también a ese papá, que comprendió desde el primer momento cuál es el importante papel del padre en el apoyo del puerperio y la lactancia.
Este es el poema homenaje de un padre, y debajo publicamos los detalles de esta historia, desgraciadamente mucho más común de lo que quisiéramos.
Emocionaros y disfrutad:
CANTO A LA VOLUNTAD
Los días están en mi mente, valga de algo el recuerdo. No debía estar allí, no había llegado el momento. No me dejan elegir, no preguntan lo que quiero. Todavía no estoy preparada, nada siento en mis adentros. Todo está planificado, organizado y dispuesto… eso dicen ¡eso creen ellos! Me provocan malestar, transforman lo natural, hacen feo lo más bello. Cae la tarde, tan lenta… ha llegado mi momento. Debo fiarme sin más, ¡no me queda otro remedio!
Los días están en mi mente, valga de algo el recuerdo, pues vio la luz entre sombras el tesoro que más quiero. Horas tintadas de gris, impregnadas de silencio, carentes de libertad y de acertados consejos. No sufras niña, te digo, es mi tímido consuelo, yo permanezco a tu lado aunque se rompa mi lecho ¡No os lo llevéis ni un instante! Abrazarlo quiero y puedo, él me da toda la fuerza y yo a él cariño y sosiego. Salgo al fin de aquella cárcel, ahora respiro aire nuevo. Me han tocado tantas manos, manos frías como el hielo, que no alivian el dolor ni me aportan el consuelo. En mi hogar, la vigilia, por el calor de mi pecho. Un día y otro arde con fuerza y no fluye el alimento. Mas yo lucho, él lo merece, vale mucho. Manos amigas se acercan, palabras de aliento y consuelo. Todo se torna normal, se acaba este desconcierto.
Los días están en mi mente, valga de algo el recuerdo. Es un canto a la voluntad, un himno al enorme esfuerzo, una madre sacrificada y un regalito del cielo. Has traspasado barreras, has vencido al desaliento. Eres un ejemplo a seguir, valga de mucho ese ejemplo.
A.R.

E. tenía mucha ilusión por un parto vaginal, pero tuvo la mala suerte de cumplir 40 semanas en Semana Santa. Había elegido para dar a luz una clínica privada, precisamente una con malas referencias (alto índice de cesáreas, nido casi obligatorio, etc) pero su ginecóloga atendía partos allí.
Era una gine presuntamente respetuosa. Pero estaba de vacaciones cuando E. llegó a término, así que su sustituto no se lo pensó mucho. Le dijo que el niño venía grande y con vuelta de cordón, y que le programaban parto inducido. Ya empezaron mal... pero es que lo peor es que la dejaron sólo unas horas, un tiempo totalmente ridículo en el que era imposible que se pusiera de parto, así que la excusa para hacerle la "inne-cesárea" ya estaba servida. Primera decepción.
Parió un niño precioso, grande, guapo y dormilón.
Pero luego vino lo peor... la lactancia. Mira que he leído y visto casos, pero el de E. se lleva la palma. A los dos días de parir ya tenía un edema grandísimo, el pecho no se le vaciaba. Le dieron muy malos consejos en la clínica, por ejemplo que se diera mucho calor y la machacaron con el sacaleches. E. lloraba de dolor e impotencia. Enfermeras, matronas, madres y cuñadas... la trataron fatal en la clínica, todo el mundo opinaba y se creía con derecho a tocarle las tetas.
Les dieron el alta y la cosa fue empeorando.  Tenía no dos pechos, tenía dos melones rojos, rojísimos a punto de estallar, todos llenos de bultos. Llevaba no sé cuántas horas sin dormir. Su marido le daba masajes para intentar deshacer los nudos. El niño dormía, pero pronto había que darle de nuevo. Tomas de horas, con dolor. Un par de grietas. Y un biberón después de cada toma, que el niño por cierto rechazaba con todas sus ganas. Él sabía lo que necesitaba.
Acudió varias veces a urgencias, según una asesora de lactancia que consultó por teléfono, era más que probable que tuviera infección. En todas las ocasiones se negaron a hacerle un cultivo de leche, nadie sabía qué demonios era eso. Al no tener (de momento), fiebre, descartaban mastitis. Le aconsejaron destetar en todas las ocasiones.
Su madre, hermanas, amigas... todas le dijeron que no merecía la pena. Pero ella quería, quería y quería dar el pecho. Siempre se negó a aceptar que no podía.
Fue empeorando, ya tenía fiebre y la mastitis estaba confirmada.
Finalmente acudieron a la Liga de la Leche, y allí empezaron a ver la luz. Aquí en Madrid hay un veterinario que colabora con ellas, es muy conocido, hace cultivos de leche materna y tiene un programa específico para tratar las infecciones del pecho.
Se puso en claro que tenía una infección, probablemente provocada por el antibiótico que le pusieron en el parto, que le hizo efecto rebote. Con los lactobacilus fue mejorando. El niño ya tenía varias semanas.
Pero también en la LLL dieron con el problema principal: el niño tenía el frenillo corto. Muy corto, de hecho tenía la lengua en forma de corazón, se veía claramente. Hasta entonces ningún pediatra, ginecólogo, matrona, se había dado cuenta.
El niño no podía vaciar el pecho (las tomas eran eternas), E. tenía infección y no se podía curar nunca, porque la leche estaba literalmente estancada en los conductos.
Contactaron con un pediatra que lo vio también claro, pero que les aconsejó esperar un poco para operar. Para entonces, la lactancia estaba ya un poco mejor, E. había mejorado por los antibióticos y los lactobacilus, y el niño tenía la boquita más grande y hacía las tomas más cortas, ya vaciaba los pechos.
El bebé cumplirá un año el 8 de abril. Su madre sigue dándole el pecho a demanda, y muy frecuentemente. Es un niño guapo, feliz, siempre se está riendo. Su madre está de excedencia, así que están a todas horas juntos.
Un inicio muy duro, admiro profundamente a E, su esfuerzo  gitante. Y admiro a A.R, su marido, quien siempre estuvo a su lado, de manera incondicional. Y que le escribió este canto a la voluntad.

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