Posted on 16 noviembre, 2011 Marietta García
Escucho y leo a los panas que hacen chistes con el discurso de María Corina Machado sobre el capitalismo popular. Las risas vienen tanto de chavistas como de los anti-X. Yo no la he oído, me acerco a la política de otros modos; pero, pienso en esa expresión que parece estar sonando en la derecha venezolana: capitalismo popular.
Que cause burla es lo congruente. Imaginar que el capitalismo, un sistema económico dirigido a perpetuar la propiedad privada de los medios de producción para producir riqueza a unos pocos individuos, pueda ir de la mano con la noción rebelde y libertaria del poder popular, es definitivamente ridículo. De la misma forma que ridículo sería lo contrario. Es como ver a Chávez, de pronto, alabando al Banco Mundial.
Sí, es cierto, se me dirá que tal vez China padezca una de esas metamorfosis, una especie de capitalismo de estado. Pero resulta que no estamos en China, y nuestros procesos políticos tienen un destino propio. Suponer que la Derecha, cualquier Derecha (pues derecha todos tenemos sólo Una) pueda ser menos Derecha y acercarse a las reivindicaciones populares no puede ser más que un disfraz que les chorrea como una costra.
Nunca la Derecha cedió un palmo sin derramar sangre. Siempre ha habido que arrancarles a dentelladas la libertad de poder. De allí que el discurso no pueda ser menos que fatuo, y que hasta para los que podrían ser sus seguidores resulte risible. Como si esa pobre mujer fuese una grotesca máscara de carnaval que prorrumpe en incoherencias y liviandades que demuestran la profunda ignorancia de la oposición venezolana sobre los saberes que poco a poco ha adquiriendo el pueblo venezolano. Ella provoca la risa demoniaca de Baudelaire, esa que produce ver al otro hundiéndose en la brea.
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