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Capítulo 1: Roma, regreso a la cuna de una gran civilización

Publicado el 04 agosto 2016 por Packandclick

Regresar a Roma es sinónimo de echar el tiempo atrás para mí. No tanto como para llegar a la época en la que esta ciudad fue fundada, pero sí unos cuantos años.

Mi viaje alrededor del mundo comienza en Roma. ¿Y por qué Roma y no otra ciudad? Porque estoy regresando a mis orígenes viajeros.

Italia fue el primer país extranjero que visité (debido a la proximidad geográfica con Francia, no la cuento como primera). Mi primer viaje a Roma tuvo lugar un día de febrero del año 2000. Hace ya 16 años.

Por aquel entonces yo tenía 16 años también y la impresión que la capital italiana dejó en mi fue tal, que supe que algún día volvería. Y sé que sonará cursi, soy una romántica empedernida, pero me hacía ilusión regresar teniendo el doble de años.

Dieciséis años después veo Roma con los ojos de una persona adulta. No me ha decepcionado. Al contrario, creo que esta vez he saboreado más cada esquina, cada strada (calle) y plaza, o el sonido de las campanas que redoblan para marcar las horas.

Y sí, aunque es cierto que hace ilusión volver a ver lugares históricos como el Coliseo, la Fontana di Trevi, Castel Sant'Angelo o el Panteón, creo que esta vez me he enamorado de sus calles a primera hora de la mañana, cuando aún estaban vacías y la ciudad dormía.

Creo que esto lo vi más latente mientras recorría Trastevere. En mi visita anterior, no tuve la posibilidad de conocer este barrio histórico de la ciudad (o tal vez sí, pero sinceramente no lo recuerdo) y, la verdad, me ha sorprendido gratamente. Muchas veces pienso que cuando un lugar tiene mucha popularidad, me lleno de expectativas y luego llega la posterior decepción. Esta vez no ha sido así.

Trastevere, que viene a significar tras (el río) Tiber, es un precioso barrio medieval con mucho carácter. Por cierto, te recomiendo comer por esta zona, ya que es más barato que "el centro" de Roma. Ayer mismo comí una deliciosa pizza de gorgonzola, una taza de té y agua de botella por 12 euros. Si te interesa, el nombre del restaurante es Insalata Ricca.

Mai dico mai

Precisamente fue en el barrio de Trastevere, en la colina de Gianicolo, donde tuvo lugar una de mis primeras anécdotas.

Había subido a la cima de esta conocida colina, desde donde se divisa toda la ciudad, para sacar la foto postal de rigor.

Se estaba tan a gusto con la brisa que soplaba que decidí quedarme un rato más. En agosto hace mucho calor en Roma.

Me tumbé en un banco y estuve así, acostada, durante un rato. No muy largo, la verdad, porque al rato apareció un señor de aproximadamente 70 y pico años de edad y me pidió permiso para ocupar parte del banco. Estuvo haciendo un crucigrama durante un rato y se paró para preguntarme si hablaba italiano. Le dije que lo entendía pero no lo hablaba bien, pero aún así comenzamos a mantener una conversación.

Resulta que de algo ha servido escuchar a Laura Pausini en italiano durante tantos años. Me apañé mejor de lo que pensaba. Un italiano estilo Tarzán, sí. Pero me entendió casi todo el tiempo.

Hablamos de muchas cosas; de los veranos cálidos en Roma y cómo él sube a Gianicolo todos los días; de la pasión que sienten los romanos, incluído él, por su ciudad; de la seguridad en Roma debido a cómo está el panorama mundial últimamente...

En un momento de la conversación, empezamos a hablar de las scooter. Los romanos se desplazan de un lado a otro en motocicleta. Él mismo, Franco, que así se llama, había subido a la colina en su scooter. Me comentó que cada día hay más de 22,000 motocicletas circulando por la ciudad y que la mayoría de las personas que las usan son mujeres.

Yo intenté decirle que no había montado en una scooter. Y no me entendía. Así que le pregunté, "cómo se dice lo contrario de sempre en italiano". Su respuesta: Mai.

Mai es mi nombre, le dije. ¿Te llamas N unca? Te imaginarás la situación. Il mio nome è Mai. Delirante.

El caso es que llegar a la colina, con el calor que hacía en Roma, no fue tan fácil como esperaba. Franco se prestó a trasladarme por la ciudad en su scooter.

Mai dico mai (nunca digo nunca o Mai digo Mai, según se vea), Franco!

Y así me llevó a dar un paseo en su scooter y pude disfrutar de Roma desde otro punto de vista.

Roma, tu sei bella.

Espero que me acompañes en esta aventura... Puedes seguirme tanto en el blog como en Instagram, Facebook o aquí mismo, ya que iré actualizando la bitácora cada tres o cuatro días.

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