Definitivamente, me encantan las aves. En Navidad se imponen los pavos, pollos de corral, pulardas, capones, faisanes... con o sin relleno. Son platos que permiten con su horneado dedicarse a otras cosas y cunden una barbaridad, por lo que se adaptan a un montón de comensales.
Se suelen acompañar de frutas o frutos secos, que les da un contrapunto dulce exquisito a la vez que aligera el plato.
Esta receta la podéis hacer con cualquier ave. Yo asé un capón de 5 Kg, porque éramos 15 personas a la mesa, con mayoría masculina (sólo 4 mujeres) y 5 adolescentes en efervescencia hormonal y con hambre canina.
Ingredientes:
- Un capón o pularda
- 2 vainas de vainilla
- 4 naranjas
- medio limón
- 1/2 L de caldo de pollo
- 1 cucharada de vinagre de Módena
- 1 cucharadas de azúcar morena
- sal
- 4 manzanas
- 50 g de mantequilla
Se abren con la punta de un cuchillo las vainas de vainilla y se unta la piel del ave con las bolitas negras que rascamos. Se envuelve en papel de film y se deja macerando en la nevera unas 12 horas mínimo.
No os importe que la piel de pollo quede con color negro, pues se impregnará del aroma y el sabor a la vainilla.
Se precalienta el horno a 180-200ºC con calor arriba y abajo. Se saca la corteza de una naranja en tiras y se introducen por la parte inferior del pollo.
Se coloca el pollo en una fuente grande (yo sólo tenía de barro de ese tamaño), se salpimenta y se riega con aceite de oliva (podéis también untarlo con grasa de oca o de pato, si queréis).
Se mete en el horno y se deja media hora que se dore la piel. Se agrega un vaso grande de caldo y se prosigue el horneado.A la hora se vuelve a agregar caldo y se riega con sus jugos el pollo.
Cuando lleva hora y media en el horno se agrega el zumo de 4 naranjas, medio limón, el azúcar moreno y el vinagre, bien mezclado todo.
Se mantiene en el horno el tiempo necesario para que la piel se dore, sin quemarse y al pinchar la carne el jugo no salga sonrosado. Yo lo tuve unas 3 horas, pues el tamaño era el de un Tiranosaurio-rex.
Como guarnición se caramelizan unas manzanas cortadas en rodajas finas. Para ello se pone la mantequilla en una sartén, se agregan 2 cucharadas de azúcar moreno y se incorporan las láminas de manzana. Se mantiene hasta que se doren y caramelicen.
Se sirve con la salsa muy caliente, en salsera aparte, y la manzana caramelizada.