Caprichos del destino

No hace mucho tiempo hablábamos de ese caprichoso bombo de la Champions, que nos deleitó con partidos tan interesantes como mediáticos. Que si Kaká volvería a su feudo; el Barça viviría su duelo -y aún no sabía que por partida doble- ante el Inter con el cambio de figuras y pasados paralelos; Beckham abrumaría de nuevo Madrid…

Todo ello es, quizá, la parte positiva. Sin embargo, también encontramos detalles caprichosos que no son positivos en absoluto. Tristemente, Cesc Fábregas se perdió la vuelta de los cuartos de final en el Camp Nou. El hijo pródigo podía volver a su casa, como capitán del equipo visitante, sí, pero sin duda, el Camp Nou lo recibiría con los brazos abiertos. No pudimos disfrutarlo. ¿Habrá otra ocasión? Es probable que vislumbremos más factible su vuelta, pero como local.

A unas horas del importante Atlético de Madrid-Liverpool, tenemos otra espinita. Y es que, por segundo año, Fernando Torres no tendrá que pedir perdón por meterle un gol a su Atleti en su Vicente Calderón. Otra lesión nos priva de ello.

Es una pena que jugadores que salen por la puerta grande de los equipos de su vida, o de su infancia, tengan la oportunidad de volver, en un partido tan grande, y que una lesión se lo impida. Inoportunos, pero gajes del oficio.