Revista Cine

Cápsulas de filmin: "El asesinato de Trotsky"

Publicado el 12 junio 2013 por Fimin

12 de Junio del 2013 | etiquetas: Cápsulas, Ariel Fernández Verba

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Cuarta entrega de estas Cápsulas de cine dedicadas a la Caza de Brujas en el Hollywood de los años ´50. Si bien la calidad artística de Losey en general y de “El asesinato de Trotsky” en particular es bastante irregular, vale remarcar que sus películas, muy cercanas a la conciencia antibelicista, fueron las que lo pusieron en el punto de mira de la comisión y, en efecto, ello puso en juego su futuro profesional pero nunca sus ideas políticas y su ética.

“El asesinato de Trotsky” (Joseph Losey, 1972)

Tres meses antes del asesinato de León Trotsky, éste ya había vivido un primer atentado frustrado que vale la pena recordar por lo paradójico que resulta el suceso.

Orquestado por los intelectuales estalinistas de la época, la noche del 24 de mayo de 1940 tres pintores, David Siqueiros, Antonio Puyol y Luis Arenal, junto con otros compañeros, entraron en la casa del líder revolucionario y descargaron 200 balas sobre la ventana de su habitación. El resultado de la acción: Trotsky salió ileso.

En 1952, el director de de Joseph Losey, delatado por sus compañeros, se negó a declarar ante la comisión de actividades antiamericanas, y eso le valió un viaje de ida a Gran Bretaña, donde se domicilió hasta su muerte.

Si bien la calidad artística de Losey en general y de “el asesinato de trotsky” en particular es bastante irregular, vale remarcar el sentido global de una temática como ésta para una biografía como la suya. Sus películas, muy cercanas a la conciencia antibelicista, fueron las que lo pusieron en el punto de mira de la comisión y, en efecto, ello puso en juego su futuro profesional pero nunca sus ideas políticas y su ética.

Losey jamás respondió a la famosa pregunta ¿Usted es o ha sido comunista?, hasta que veinte años después rodó el conocido asesinato abriendo un diálogo directo con su pasado, unificando la condición artista/ciudadano y reivindicando, por encima de cualquier otra cosa que, recordando la triste acción de Siqueiros y compañía, de nada sirve ser el mejor artista de tu época si no sabes utilizar un arma.


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