Revista Sociedad

Captación o coaptación masónica.un intento de acercamiento sociológico

Por Vguerra

Evangelio No hay dignatario masónico que se precie, que al filo de una entrevista en prensa o en audiovisual, no exprese ese adagio  de que «la masonería no hace ni proselitismo o captación de miembros» llegando alguno de ellos a exponer eso de que  la masonería prohíbe realizar tal cosa.
Tal vez la reticencia a ese querer mostrar el  tema de la captación  de forma abierta, o a convencer, o mostrar abiertamente ese  querer coaptar a  alguien   para entrar en la masonería, provenga de unas ciertas dicotomías:
Por un lado está el  hecho de pensar que solo por los objetivos que presenta la propia  masonería refundidos en  «trabajar para la mejora de la humanidad mediante la reflexión» debería ser suficiente atractivo para que el miembro interesado picara a las puertas de la masonería. Lo cual sucede pero poco.
Tal es asi que la masonería  española presenta casi que los mismos numero de miembros actualmente en activo que el Gran Oriente Español, en 1928.
Y si bien esas puertas masónicas, por ejemplo en el siglo XIX, estaban presentes, cercanas y visibles, puesto que tenemos  estudiado  que en general  todos los  miembros vivían  cercanos a los emplazamientos de las logias.
De hecho hemos comprobado las distancias entre los domicilios y la logia no mediaba más  allá del un kilómetro, lo cual no está indicando  que los  ámbitos de captación venían por varios conductos:
  • Los chismorreos a cerca de las posibles membresías de diversos notables masones, 
  • La actuación ejemplar de los masones en sus ámbitos relacionales
  • Sus áreas  y círculos de influencia: tertulia de café, políticas, sociales, culturales de barrio, profesionales, etc..
  • Y como no,  por los propios mensajes de la masonería
Lo cual generaba un acercamiento por parte del interesado o se daba una acción de captación, como sucedió por ejemplo con Melquiades Álvarez (el Tribuno) padre del Reformismo español, al cual masonería asturiana le tenia echado el ojo desde finales del siglo XIX, materializándose su membresía  a principios de la década del siglo XX, o bien por esa cercanía de los círculos.
Esto conllevaba  de antemano que el grupo (logia) por lo  general estuviese en general muy  cohesionado, pues no solo mediaba el interés en ser masón y luchar por los objetivos que la Orden tiene como estandarte,  sino que les unían otros lazos de muy diversa índoles y ene general todo iban en la misma dirección y proyección, aunque cuando estos se disgregaba también en ocasiones repercutía en el grupo logial que se desvanecía en muchas ocasiones
Si a eso unimos que el tan cacareado secreto masónico en cuanto a membresías no estaba tan sacralizado como ahora, me estoy refiriendo al siglo XIX,  con la existencia de  periódicos, (masones y republicanos), que daban toda clase de informaciones sobre ágapes, celebraciones de tenidas, propuestas de todo tipo planteados por Obediencias, logias y masones, pues no era difícil acercarse a la masonería, planteándose en dicho acercamiento un binomio entre ambas funcionalidades de :
  • CAPTAR:Atraer a alguien, ganar la voluntad o el afecto de alguien.
  • COAPTAR:Proporcionar, ajustar o hacer que convenga algo con otra cosa.
Es lo que nos dice la RAE con respecto a estos vocablos muy en uso en la masonería en el sentido de promocionarse para entre otras cosas  tener miembros.
No cabe duda que no se puede desechar en todo este paquete el interés manifestado  por aquellos que se querían  acercar a la masonería,los cuales en general encontraban la puerta rápidamente si así  lo deseaban, aunque, eso sí, en ocasiones mediatizada por determinados elementos de pertenencia previa, tanto políticos, sociales, culturales o profesionales, o una mezcla de todos ellos, aunque el mensaje en general era claro, tanto por el ejemplo personal o de la logia, o por las propuestas políticas, sociales, profesionales etc, de mejora y bienestar de unos y de otros (Individuos e instituciones), siendo muy pocos los elementos distorsionadores  en el recibo del mensaje, más allá de las fuertes labores de distorsión y  ataque por parte de antimasonismo de todo tipo , color y acción, pero ene general muy definido y localizado.
El gran problema de la adhesión a la masonería se plantea hoy,  en pleno siglo XXI, en donde muchos de sus dignatarios se niegan a exponer que ellos, o sus organizaciones lleven a cabo alguna de las funcionalidades que antes exponía sobre cómo «acercar a los interesados», a la masonería, por lo cual   toda la acción de captación queda a disposición de  una subliminal acción de promoción y propaganda, en base a hacerse ver, oír y notar, de ahí  ese permanente querer estar en el «candelero mediático» y autogenerar noticias para estar en los «papeles» y además no desde el consenso, sino definiendo muy bien la identidad y la peculiaridad  de las masonerías.
Hoy la masonería pese a los grandes avances tecnológicos, en lo que se refiere al tema de la comunicación  va en retroceso, pues tiene graves problemas para hacer llegar claro y alto su mensaje, primero por una cuestión interna y de concepto, que versa sobre el papel que ha de jugar la propia masonería y su mensaje y como quien debe hacerlo llegar.En ese sentido hay masonerías mucho más abiertas a la hora de estar en los «medios» y lo hacen abiertamente de forma clara y rotunda, luego,  hay otras masonerías que lo hacen en diferido, o en base a intermediarios, pero en general hay un gran problema y es que los mensajes que hay en la red, que pululan a cientos y miles, distorsionan el mensaje, las finalidades y los objetivos de la propia masonería, y no es que sea un trabajo del antimasonismo, ni mucho menos.
Es más bien una labor que están llevando a cabo los propios masones con perfiles, grupos, listas o paginas web donde se mezcla, religión,  esoterismo, templarismo, o sea toda una pléyade de mensajes presentes en los foros masónicos, que unido a una caterva de máximas, de bendiciones y bienaventuranzas, pues resulta que uno no sabe si está en un entrono masónico, o una santería paramasónica.
Amen de que esa portavocía diferida, porque la propia institución no quiere presentarse atan abiertamente social. o por la misma dinámica del medio, resulta que el medio es más importante que la institución, por tanto uno no escucha  a tal Obediencia, sino lo que dice tal medio, que por otra parte vive de generar un popurrí de noticias, artículos y post de muy diversa procedencia y conceptualidad y no siempre en coherencia con la institución que viene a representar... Y eso confunde y distorsiona más de lo que creen los dignatarios de las estructuras masónicas,  lo cual está generando en todo esta gran red que es Internet un confusionismo variopinto y difícil de clasificar, y que es no es una labor del antimasonismo, sino todo lo contrario, y lo que al final resulta de todo ello es la dificultad de llegar al otro.
Por otro lado, el cambio de gustos y costumbres: sociales, habitaciones y profesionales, ha hecho que el en general el masón no tenga «entorno»,  al menos al modo y  manera del siglo XIX. Ahora el masón está aislado, como lo esta el resto de la sociedad, vivimos en un lado, trabajamos en otro, y realizamos la actividades en otro, y esa disgregación hace difícil que  se conforme un «entorno» alrededor de masón o de la logia, ya que además los propios entornos  de las personas se van tornando cada vez más específicos, nos reunimos con unos para hacer esto, y los vemos con otros, en otro espacio para hacer otra cosa, y es difícil en esa especificidad y disgregación  encajar los temas masónicos.
Sin olvidar de que la mayoría de las profesiones de los actuales masones son las llamadas «liberales», o sea que sus entornos no son fijos, sino muy cambiantes, en lo social, lo relacional, o lo geográfico, y eso hace difícil que efectos como los de antaño, de emisión de mensajes directos de la propia masonería o del masón, o el propio ejercitar su masonería por parte de los masones, pueda atraer a los interesados, hoy es difícil que ello se dé y máxime en una comunidad, como la masónica, que en parte vive atenazada por la «discretio».
Y eso se refleja en la composición de las logias, yo por poner un ejemplo claro, trabajo en  una pequeña logia de 25 masones, y en una capital de provincias española, creo que nadie de entre todos  compartimos grupo relacional de cualquier tipo, más allá del masónico, en general cada uno vive en una localidad distintas o distanciados, y las actividades comunes entre nosotros se reducen a las logias, en total discreción,, y fuera de ese contexto no se opera salvo algunas excepciones, por lo cual la masonería que hacemos muy liberal, mixta  que sea no está presente en el medio, en el entrono, porque nuestro entorno como masones es una virtualidad en si mismo , al menos para el trabajo de proyección.
Lo cual se agrava aún más porque el posible trabajo de proyección y acercamiento, para intentar paliar ese defecto, se multiplica, porque en general los mensajes generados salen al mundo mundial por la Red, a lo cual la mayoría de la veces mi propios entornos específicos son totalmente ajenos, es más quieren en ocasiones estar ajenos a esas  actividades, y  a partir de ya genera toda una espiral increíblemente endemoniada.
Tanto es así, que mis distintos blogs, cuando no había casi redes, ni Facebook, ni Twiter ni Tuenti, o Google+, pues recibía peticiones de entrada o de información de los entornos territoriales más cercanos, porque esa presencia de los blogs era más cercana y estaba reforzada por la presencia en los medios de prensa locales o regionales, o la barrera se ha roto y la dimensión de salir afuera con el mensaje que es una millonésima parte más fuerte y potente , y eso ha generado un cambio de tendencia, hace ya un par de años que no recibo peticiones de información o de entrada de los entornos más cercanos, pero si los recibo del otro lado del océano, a cuyos peticionarios les debo volver a lo local, a dirigirse a sus ámbitos más próximos
Por tanto habrá que preguntarse  e interrogarse sobre que  debieran hacer la masonería, como instituciones y organismos,  frente estos nuevos paradigmas?
Víctor Guerra, MM.:.

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