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Caracoles: la verdad detrás del caparazón

Por Ezeqdb

Caracoles: la verdad detrás del caparazón
Los caracoles siempre me resultaron uno de los bichos más extraños. Para desvelarnos un poco el misterio, un diseñador gráfico llevó las aburridas gráficas de anatomía a otro nivel, la imagen se puede ver en tamaño completo haciendo clic en ella.
Caracoles: la verdad detrás del caparazón
La mayoría de las especies de caracoles son hermafroditas, lo que significa que tienen espermatozoides y óvulos, pero no tienen la capacidad de autofecundarse. Por eso, necesitan acoplarse para fecundar el uno al otro. Cada uno inserta una especie de sonda de carbonato de calcio (material de los huesos) rellena de espermatozoies, durante el acople que dura unas cinco horas.
Este proceso se realiza en primavera y otoño en zonas templadas, y casi siempre sólo por la noche. Y termina cuando la sonda se termina de disolver en el interior del otro, y el caracol entierra cerca de una centena de huevos. Luego de tres semanas, los huevos eclosionan liberando las caracolitas, que ya tienen formado un pequeño caparazón.
A medida que el caracol crece, amplía el tamaño de su caparazón, y eventualmente, cierra el espacio que tienen detrás. Por eso todo el "relleno" del caracol de las imágenes anteriores, se encuentra contenido en el último compartimiento, y los anteriores van quedando vacíos.
La proporción que tiene la espiral, es la misma que la del famoso Fi (Φ), es decir, el número áureo. Esto significa que una caparazón de caracol cortada transversalmente como en la imagen de abajo, es 1,618... veces más ancho que alto (no confundir con el más famoso número Pi, π).
Caracoles: la verdad detrás del caparazón
Ante ataques de depredadores, o para hibernar, los caracoles pueden retraerse en su caparazón, segregando una espuma que se endurece, y forma una especie de tapa llamada opérculo.
Los caracoles segregan la famosa baba de caracol, que utiliza para ayudar a deslizarse, pero no tiene ninguna propiedad benéfica para la piel. Otra secreción diferente, que envuelve al caracol, lo ayuda a defenderse de diversas amenazas, y según algunos dermatólogos, podría estimular la generación de colágeno, elastina, y un componente natural que protege la piel de radiación ultravioleta. También parece haberse demostrado que una aplicación frecuente de esta sustancia disminuye en cerca de un 30% la creación de arrugas finas y gruesas, mejora la suavidad y la tersura, y la protege de la sequedad.
Como es lo normal en la mayoría de los productos milagrosos, las cremas que supuestamente están basadas en baba de caracol, difícilmente han probado su efectividad, y menos aun tienen la enorme lista de propiedades curativas, que suelen prometer curar el acné, las cicatrices, quemaduras y lo que desee el publicista charlatán de turno.


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