Revista Opinión

¿Cargar tu iPhone con un cable Samsung? La propuesta europea de un cargador común

Publicado el 06 diciembre 2021 por Juan Juan Pérez Ventura @ElOrdenMundial

La Comisión Europea dio a conocer en septiembre su última propuesta en materia de políticas digitales, con la que pretende establecer el conector USB-C como cargador común para gran parte de los dispositivos electrónicos que funcionen en países de la Unión. Esta propuesta, que llega con retraso debido a la pandemia de la covid-19, es el resultado de un proceso de diez años que por fin parece convertirse en realidad. 

Un cargador común para toda la UE supone un paso más en el camino de unidad del bloque, en la estela de políticas similares como la del roaming. Además, esta propuesta forma parte de la Estrategia Digital Europea que, a través de la mejora de la conectividad y la interoperabilidad, el fomento de habilidades digitales o el impulso de las tecnologías de inteligencia artificial, pretende convertir a Europa en una potencia en materia tecnológica.

La medida pretende traer cambios a un mercado que solo en 2019 vendió 420 millones de teléfonos móviles y dispositivos electrónicos. Entre otros motivos medioambientales, sociales, regulatorios y económicos para promoverla, la propuesta llevaría a reducir 180.000 toneladas de CO₂ al año. Sin embargo, algunos gigantes tecnológicos como Apple ya han expresado su desacuerdo, alegando limitaciones a la capacidad de innovación e imposiciones para los usuarios. Ahora se abre un periodo de debate en el que tanto el Parlamento Europeo como los distintos Gobiernos de la Unión discutirán cambios y mejoras hasta alcanzar un documento de consenso definitivo. Tras su posible aprobación, las empresas tendrán dos años para adaptarse a la nueva normativa.

La idea no es nueva

Aunque haya sido noticia reciente, la Unión Europea ha trabajado en la propuesta de un cargador común al menos desde 2009, cuando las partes firmaron el memorando de entendimiento que les comprometía a armonizar el mercado de cargadores en Europa. El acuerdo expiró en 2014 y, aunque un estudio demostró que había tenido efectos positivos, no había sido todo lo efectivo que buscaba Bruselas. En 2018 se propuso un nuevo acuerdo, pero la UE no aceptó por considerarlo poco ambicioso. Desde entonces, se ha estado desarrollando una propuesta propia que obligue a las empresas del sector tecnológico a adaptarse a la nueva legislación. 

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Los motivos de la Comisión son principalmente medioambientales y relacionados con el beneficio de los consumidores. Por un lado, adoptar un cargador común se alinea con el objetivo de la UE de convertirse en medioambientalmente neutro para 2050. Según datos de la Comisión, cada usuario europeo tiene de media tres cargadores de los cuales solo da uso real a dos. Los cargadores desechados y no utilizados suponen 11.000 toneladas de basura electrónica al año.

Por otro lado, la fragmentación del mercado ha hecho que el gasto anual en cargadores sueltos alcance los 2.400 millones de euros. Además, el 38% de los usuarios de la Unión afirma haber tenido problemas para cargar sus dispositivos electrónicos, al menos en una ocasión, porque los cargadores disponibles no eran compatibles con sus dispositivos. A ello se suman las molestias de acumular distintos cargadores por no poder usar los antiguos en dispositivos nuevos, así como cuestiones de seguridad, ligadas a la venta de cargadores no homologados por la UE, que esta regulación reduciría.

Una propuesta ambiental y de mercado

La propuesta de la Unión Europa tiene dos objetivos generales: aliviar los daños medioambientales derivados del exceso y mal uso de cargadores, y reducir los inconvenientes para los consumidores provocados por la fragmentación del mercado. Para alcanzarlos, la UE propone distintas medidas. Entre ellas, armonizar los puertos de carga al formato USB-C y las tecnologías de carga rápida, que los cargadores y dispositivos se vendan por separado e informar a los consumidores sobre las características de carga de los aparatos electrónicos.

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La medida afectará a teléfonos móviles, tablets, cámaras digitales, auriculares y cascos, videoconsolas y altavoces portátiles. Se han excluido de la lista algunos dispositivos de uso ya frecuente en Europa, como las pulseras, los relojes inteligentes y los auriculares inalámbricos, a causa, según la Comisión, a cuestiones técnicas relacionadas con su tamaño o las condiciones de uso. 

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La Comisión Europea prevé que estas medidas tengan un impacto importante para el medioambiente, la economía y los consumidores. En términos medioambientales, se espera que el cargador común reduzca el uso de plásticos, metales y otros materiales utilizados en su producción; también los residuos electrónicos, en casi mil toneladas al año, según estima la UE, y las emisiones de gases de efecto invernadero producidas durante el tiempo de vida de los cargadores.

Para el consumidor, se estima que estas medidas puedan ahorrar 250 millones de euros al año en compras innecesarias de cargadores. Al mismo tiempo, prometen reducir inconvenientes ofreciendo más interoperabilidad entre dispositivos de diferentes marcas y mayor velocidad de carga, así como fomentar usuarios mejor informados al decidir comprar o no nuevos cargadores.

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La propuesta, sin embargo, también ha supuesto desencuentros entre la UE y algunas empresas del sector. Apple, por ejemplo, estima que algo más del 10% de su facturación en 2021 provino de la venta de accesorios, siendo los cargadores el producto más vendido junto a los auriculares. Mientras que la mayoría de las principales empresas tecnológicas, como Samsung, Huawei, LG o Motorola, usan el formato USB-C desde hace años en muchos de sus dispositivos, Apple mantiene sobre todo los conectores tipo Lightning, mucho menos frecuente.

Desde la empresa se han mostrado preocupados por una regulación que, afirman, dificultará la innovación y dañará a los consumidores europeos y del resto del mundo, algo que la Comisión niega. La negativa de Apple, además, empeora su relación con Bruselas, que ya se había deteriorado cuando la UE le abrió una investigación en junio de 2020 por “abuso de posición dominante”. Bruselas sospecha que la empresa “priva a los usuarios de opciones de música en streaming más baratas [que las de su AppStore] y distorsiona la competencia”.

Con su propuesta de unificar los cargadores, la Unión Europea avanza en su estrategia digital como un actor diferenciado en materia tecnológica frente a Estados Unidos y China, con un modelo propio de soberanía digital y estándares tecnológicos. Frente a otras enfocadas en la producción y el consumo tecnológico, aunque tampoco ajenas a estándares éticos, esta estrategia pretende erigirse como un modelo de gobernanza basado en el humanismo tecnológico y en ayudar a la digitalización de las economías en vías de desarrollo.

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¿Cargar tu iPhone con un cable Samsung? La propuesta europea de un cargador común fue publicado en El Orden Mundial - EOM.


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