Revista Opinión

Carta de un demócrata español a un independentista catalán

Publicado el 24 julio 2016 por Franky
Hay miles de independentistas catalanes radicalizados que son víctimas de una confusión profunda en sus cerebros adoctrinados, nutridos con odio y culturalmente castrados por un poder político catalán que en modo alguno es mejor y mas limpio que la podrida y poco democrática clase política española. Si el proceso independentista catalán estuviera limpio y se basara en el noble derecho a construir un Estado democrático y mejor que el que hoy, por desgracia, tenemos los españoles, los demócratas y ciudadanos decentes de todas las tierras, lo apoyaríamos con todas nuestras fuerzas porque la causa catalana sería justa. Pero apoyar al independentismo catalán hoy es profundizar todavía más en el lamentable pozo de la podredumbre, la injusticia, la manipulación y la indecencia. --- Carta de un demócrata español a un independentista catalán Amigo independentista catalán y compatriota:

Muchos demócratas españoles apoyaríamos un proceso de independencia catalán si estuviera presidido por la verdad y por el deseo de abandonar un Estado injusto y corrupto, como el español, para crear otro más decente, justo y limpio. Ese proceso merecería todo nuestro apoyo y debería ser considerado como justo. Pero vuestro proceso independentista carece de esos dos atributos: ni respeta la verdad, ni camina hacia la democracia y la decencia.

Habéis falseado la historia y os dejáis conducir por verdaderos mafiosos antidemócratas disfrazados de patriotas catalanes. Muchos negáis la evidencia cuando afirmáis eso de que "España nos roba" y negáis que Cataluña se nutre de España, cerrando los ojos a la evidencia de que España representa casi el 80 por ciento del mercado para la mayoría de los productos catalanes. Si vender masivamente mercancías a ese mercado cautivo español no es nutrirse, que venga Dios y lo vea. Puedo demostrarte, si tuviera espacio y tiempo, decenas de facetas de esa dependencia de Cataluña con respecto al resto de España, sobre la que he investigado mucho.

La otra carencia es vuestra ruta hacia el futuro ni siquiera es mejor que la española porque vuestra clase política es tan corrupta o mas que la nuestra y la justicia y democracia del poder político catalán es todavía más deficiente que la nuestra, con un empleo mafioso del dinero público y una violación constante de principios tan imprescindibles como el poder del pueblo, la equidad, la justicia, el uso de lo público, el control del poder, el castigo de los corruptos con poder, etc.

La mayor debilidad del proceso catalán de independencia es su inmoralidad intrínseca. Basado en la mentira, en la tergiversación de la historia y en acusaciones falsas, puede afirmarse con seguridad que todo lo que se basa en lo falso resulta nocivo y bastardo.

Pero quizás el mayor pecado del "proceso" catalán es haber promovido el odio contra España y los españoles, un rasgo sucio que lo envilece y lo deslegitima. En Gran Bretaña, Canadá y otros países se han desarrollado procesos de independencia, pero nunca con la promoción del odio que exhibe Cataluña. La promoción pública del odio es una vileza que, aunque no se diga, conduce directamente a la guerra.

El derecho a romper una nación de manera unilateral puede discutirse, pero el derecho a sacudirse el dominio de un Estado injusto y corrupto, sustituyéndolo por otro que sea justo, decente y democrático, es inalienable y sagrado.

Sacúdanse ustedes a los Pujol, a los Mas y a la inmensa tribu de promotores del odio y de corruptos que puebla y pudre la política catalana, búsquense líderes decentes y abracen la verdad y el deseo de democracia y limpieza y verán ustedes como en menos de dos años, ustedes alcanzan la independencia entre aplausos, porque seguramente ustedes nos redimirían al resto de los españoles, que os seguiríamos por la ruta de la decencia, la democracia auténtica y la construcción de un Estado más digno y justo que el que hoy nos han impuesto los políticos.

No soy un adversario del independentismo catalán, pero sí soy un adversario del actual proceso, que nada tiene de ejemplar ni de edificante, democrático y decente.

Cambien ustedes, limpien Cataluña de miserables y corruptos, enarbolen la bandera de la dignidad, la libertad y la limpieza y verán ustedes como millones de españoles hoy indignados y avergonzados de nuestros políticos os seguimos cantando y celebrando vuestro triunfo, que sería también el nuestro.

Francisco Rubiales


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