Revista Coaching

Carta para un emprendedor

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Carta para un emprendedorPor @joshuaariel

Desde niño me propuse hacer muchas cosas diferentes en mi vida, hasta encontrar lo que realmente me apasionara y así lo he hecho hasta el día de hoy. Practiqué muchos deportes y comprendí que no sería un gran deportista.

Estudié bachillerato y repetí dos años, entonces me di cuenta de que no era para mí. Creé 4 empresas y descubrí qué camino debía seguir. Mientras todo esto ocurría, mi padre siempre me decía:

- Hijo, céntrate por favor. Eres como un barco a la deriva, cada día quieres algo diferente.

Mis amigos me aconsejaban:
- Primero estudia, ya después emprenderás.

Otras personas me decían:
- ¿Quién eres tu para lograr tales cosas?

Pero, ¿qué ha de hacer un hombre que quiere dejar un legado en el mundo?, ¿obedecer a la sociedad y al estereotipo de vida de sus contemporáneos o, obedecer a su corazón e instintos que constantemente le gritan: ¡ehh tu levantante! ¡es hora de hacer algo diferente, no desperdicies tu tiempo!?

¿Qué importancia tiene cambiar de opinión constantemente si la evolución de esos pensamientos te llevarán a algo más grande y mejor? Si verdaderamente deseas lograr algo grande, aférrate a ese sueño con todo tu corazón y lucha por él cada día de tu vida, hasta que éste se haga realidad. Solamente las almas débiles necesitan la aprobación de los demás, pero un alma grande sabe con toda certeza que el único camino hacia la felicidad radica en la persistencia absoluta de sus deseos.

Soy Joshua Aguilar, Autor de Diario emprendedor. Cuando tenía 22 años escribí mi primer libro, que hoy, cinco meses después de su publicación en el iBookstore, es el libro de finanzas más leído de España. Cada día recibo correos de personas maravillosas que me cuentan sus experiencias, y por eso, a estas personas quiero dedicarle el siguiente texto sacado del ensayo “Confía en ti mismo”, de Ralph Waldo Emerson.

Espero que lo disfrutes tanto como yo.

A un alma grande, la consecuencia le trae sin cuidado. Le preocupa lo mismo que la sombra que proyecta en la pared. Decid con energía lo que pensáis ahora, y mañana decid lo que pensáis entonces, con la misma energía.

Aunque contradiga lo que hayáis dicho hoy: “¡Ah!, de ese modo se tiene la seguridad de ser mal interpretado.” ¿Es tan malo, entonces, el ser mal interpretado? Pitágoras fue mal interpretado, y lo fueron Sócrates, Jesús, Lutero y Galileo, y lo fueron todos los espíritus puros y graves que han honrado a la humanidad.

Ser grande es ser mal comprendido.

Vía: http://joshuaarielaguilar.com

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