Revista Educación

Carta sin sentido a Susana Díaz

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Carta sin sentido a Susana Díaz

Susana Díaz, el adalid del Socialismo español, caracterizada por Joaquín Reyes. Foto: lasexta.com

Estimada señora Díaz (siempre me he preguntado cómo comenzar una carta si no estimo al destinatario/a y no quiero ser descortés):

La verdad es que no sé bien por qué le escribo esta carta. No la conozco personalmente, no la voto, no comparto su estilo mitinero pero sí algunas de sus ideas, que realmente no son originales suyas, sino del movimiento de izquierdas universal, del que usted, por cierto, parece haberse olvidado. Sin embargo, me gusta estar informada y, teniendo en cuenta su salto en trampolín hacia la Secretaría General del PSOE, últimamente está usted en muchas sopas, algo que no le critico, pero precisamente por ello está más expuesta a la opinión pública y a que el resto de los mortales la escuchemos, queramos o no.

Me preocupa que un argumentario sólido como el de la defensa del bienestar y la justicia social queden en bonitos y simples titulares pronunciados en ritmo ascendente ante cientos o miles de personas. La escuché hoy en la entrevista que le hizo la periodista Pepa Bueno en la SER. Entiendo que no siempre es sencillo responder a preguntas, más aún si son comprometidas, pero sí considero una falta de respeto las no respuestas o respuestas que se van por la tangente. Yo ya liquidé mi comprensión con los ‘no respondedores’, me enerva que se pregunte A y se responda B, C, D… En fin, cosas de mi edad y situación.

Usted necesita a los medios para llevar a buen puerto su misión, así que creo que entre tanta estrategia política no estaría mal que usted y su equipo, cara a próximas entrevistas, diseñaran la no respuesta a la pregunta incómoda. Algo así como un ‘pasapalabra’, pero elegante. No sé, por aportar algo constructivo a esta parrafada, se me ocurre este ejemplo que puede sustituir a su respuesta real de hoy a una de las preguntas de Bueno:

Periodista: Señora Díaz, si gana las primarias, ¿usted consultará a las bases el acuerdo de abstención en el Congreso para que siga gobernando el PP?

SD: mire usté, le voy a decir lo que no voy a hacer… (MAL, eso no es responder a la pregunta)

Propuesta de respuesta: mire usté (latiguillo andaluz que decían también Felipe González o Alfonso Guerra), yo no tengo una bola mágica para saber lo que haré mañana, ni siquiera dentro de unas horas, voy a consultar su pregunta con “la única autoridad del PSOE” (Verónica Pérez) y si ella lo ve bien, pues adelante… consultaremos.

Créame que en este denostado ejercicio de la política de hoy día –por que algunos hombres y mujeres que se dedican a esta labor se hayan creído por encima del bien y del mal, manchando la reputación de otros y otras que sí lo hacen bien–, la sinceridad, la concisión y la concreción se agradecen muchísimo. Son un valor en alza.

(Mire, acabo de preguntar a un nutrido grupo de periodistas y comunicadores de mi entorno si tenían alguna idea que darme para esta carta y me dicen que las que tienen no son bonitas, así que continuaré yo sola). 

Sí me alegro de algo, ya ve usted, de que por fin, 140 años después, una mujer pueda ser la máxima representante del Socialismo en nuestro país, porque ha habido muchas antes que usted que podrían haber desempeñado perfectamente su labor, pero bueno, ya sabemos cómo va esta sociedad nuestra.

Quienes la apoyan afirman que tiene carisma. A mí, ya le dije, su estilo no me gusta. Sus frases hechas que apelan realmente a esas tripas a las que hoy decía usted en esa entrevista que no iba a apelar; esas afirmaciones magnánimas; esa ya cansina alusión a sus orígenes humildes… de verdad, cansa, nada nuevo bajo el sol. No por tener usted a un padre obrero va a entender mejor a la clase trabajadora, muchos lo han olvidado en su ascenso político, ¿verdad?

En fin, que no quiero aburrirla más de lo que usted me aburre a mí y no quiero, bajo ningún concepto, ser maleducada. A pesar de todo, le deseo suerte y, lo más importante, que sea capaz de llevar a cabo sus bonitas promesas de bienestar y justicia social. La mejor descripción suya que se me ocurre en estos momentos es la que clavó Joaquín Reyes en el programa El Intermedio de La Sexta. No me negará al menos que no se ha reído. (AQUÍ el magnífico sketch, La Sexta nos lo pone difícil para incrustarlo).

Sin más, reciba usted mis saludos sin sentido

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