Revista Cine

Cary Grant: elegante pecador...

Publicado el 30 abril 2013 por Pecados Capitales @PecadosCap

Cary Grant: elegante pecador...Creo que me estoy haciendo mayor porque cada vez valoro más la elegancia, las buenas maneras y la educación ¿y quién es uno de los máximos exponentes del encanto y elegancia masculinas?, ¡hasta la duda ofende!. Pues sí, para mi es Archibald Alexander Leach o lo que es lo mismo, Cary Grant (aaaiiiinnnnssss suspiro profundo), actor británico nacionalizado estadounidense. Llegó a ser uno de los actores más populares de su época y no solo por su atractivo físico (por cierto, para vuestra información, medía 1,87), sino también por las características anteriormente mencionadas: elegancia, encanto y agudeza. Pero además, de él se decía que actuaba bien hasta de espaldas.
Cary Grant: elegante pecador...No voy a repasar su extensa filmografía, que todos conocemos. Sus maravillosas películas como “Historias de Filadelfia”, “La fiera de mi niña” o “Arsénico por compasión” me acompañan desde que era una niña y, aunque las vea mil veces, siempre me gustan y me hacen sonreír como la primera vez. Pero no solo la comedia era su especialidad, nos dejó grandes momentos con películas inolvidables que ya forman parte de la historia del cine como “Con la muerte en los talones”, “Atrapa a un ladrón” o “Charada”. Con su encanto y talento no solo cautivó a legiones de mujeres, incluso Alfred Hitchcock, cuyo desapego por los actores era notorio, se entusiasmó por Grant y le contrató para cuatro de sus películas. Llegó a decir de él: “No lo diriges, simplemente lo pones delante de la cámara. La audiencia se identifica con su personaje de inmediato. Representa al hombre que conocemos, nunca resulta un desconocido para nadie“. Y esto, viniendo de un hombre como el bueno de Hitchcock que no era nada amigo de dorar la píldora, es un gran honor.
Cary Grant: elegante pecador...Pero Cary Grant también tenía zonas oscuras y sí, era uno de los nuestros, uno de mis pecadores favoritos. En sus primeros años en EE UU, cuando intentaba labrarse una carrera en los musicales y dramas de Broadway, Grant fue vendedor de corbatas, hombre anuncio y gigoló de damas y caballeros de la alta sociedad, practicando la bisexualidad que años más tarde, cuando era un divo, intentó ocultar pese a que era comidilla pública (la deslenguada Marlene Dietrich declararía en una entrevista que el comportamiento sexual de Grant merecía un “suspenso, por marica” y ella otro suspenso por intolerante e indiscreta). El actor aprovechó el trabajo de escort para aprender buenas maneras y formas de protocolo y comportamiento. Llegó ser considerado como el mejor gigoló de Nueva York y protagonizó algunas escandalosas escenas de celos con uno de sus amantes, el diseñador Orry Kelly. Algunas de las biografías sobre Grant aseguran que era el empleado estrella de la próspera agencia de acompañantes masculinos que dirigía la actriz Mae West (a quien debemos agradecer que haya lanzado la carrera de Cary Grant). La bisexualidad de Grant, que él nunca admitió aunque tampoco trató de ocultar, fue objeto de solaz para la prensa dedicada al cine, que sacaba partido a su continúa presencia en fiestas con el actor gay Randolph Scott, con quien convivió de manera intermitente durante años y con quien se relacionó hasta su muerte. Para compensar, los estudios Paramount, los principales clientes del actor, inundaron las revistas con montajes periodísticos sobre sus presuntas dotes como amante de mujeres (“El atleta consumado”, se titulaba uno de estos reportajes de ficción). En cualquier caso, el actor se casó cinco veces, cuatro de esos matrimonios fracasaron hasta que en 1981, el actor protagonizó su última ceremonia nupcial, con Barbara Harris, relaciones públicas de un hotel y 47 años más joven que su marido.
Cary Grant: elegante pecador...
  Cary Grant: elegante pecador...A lo largo de su vida tuvo problemas con el alcohol que logró superar a través de sesiones psicodélicas convirtiéndose un acérrimo defensor y divulgador en Hollywood del LSD, quién lo diría ¿eh?. Le gustó tanto que tomó al menos un tripial día durante años. A la ceremonia le llamaba “mi hora del té”. En 1961 dijo: “Siento que ahora me comprendo realmente a mí mismo. Antes no era así. Y al no comprenderme a mí mismo, ¿cómo esperar comprender a los demás? Sencillamente, he vuelto a nacer”. Con más de 50 años de edad, Grant creyó encontrar en los ácidos, cuyo apostolado asumió con una vehemencia cándida, una verdad superior de trascendencia —se empeñó en tener hijos para colmarla— y una “conexión” que nunca había experimentado con su yo interior. La afición, que dejó de ser placentera cuando se hizo compulsiva, fue utilizada contra Grant por la prensa amarillista y por algunas de sus esposas en los procesos de divorcio. Por cierto, ¿alguien se imagina a Cary Grant de tripi?. Yo alucino...
Cary Grant: elegante pecador...Las cicatrices internas de la soledad y el sentimiento de abandonó que sufrió al vivir sin padres en el gris y portuario Bristol nunca curaron del todo. Grant confundió durante toda su vida el dinero con la felicidad y la autoestima con la riqueza. El miedo a volver a ser pobre poblaba sus pesadillas y recibió sesiones de psicoanálisis para intentar evitarlas. Fue uno de los grandes tacaños de su tiempo —le apasionaban las carreras de caballos y las apuestas, pero nunca invertía más de un par de dólares a la vez—, temía revelar lo que ganaba —que era mucho, unos tres millones de dólares por película en los años sesenta, cuando era el actor mejor pagado de Hollywood— y se quejaba siempre que podía de la presión fiscal: “el gobierno se queda con 81 centavos de cada dólar que gano, pero soy uno de esos tipos afortunados que ganan muchos dólares, todos con una marca que indica ’19 centavos para Grant’. ¡No está mal!”, dijo en una entrevista. Tras sufrir una hemorragia cerebral en medio de una gira de monólogos teatrales y al hacer recuento de las posesiones del cadáver encontraron en uno de los bolsillos un trozo de vulgar bramante: Grant, el actor mejor pagado de su tiempo, lo llevaba siempre encima como recuerdo de los años de pobreza de su niñez. No era el caso: tras su muerte, la fortuna personal de la estrella se calculó en 70 millones de dólares. Vaya, parece ser que mi adorado Archibald era un tanto avaricioso ¿no?.
Cary Grant: elegante pecador...A pesar de todas sus zonas oscuras, me quedo con el Cary Grant de película, el hombre elegante, divertido y encantador. El gentelman que enamora con la mirada y la sonrisa. Es más, me gusta tanto que hasta me quedo con el pecador...  Cary Grant: elegante pecador... 

Volver a la Portada de Logo Paperblog