El domingo también madrugamos y desayunamos en una de las múltiples terrazas de la plaza principal de Brasov. Lo dedicamos a visitar el Castillo de Bran por la mañana, y el centro de Bucarest porla tarde.
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Primera parada: Castillo de Bran
El Castillo de Bran se encuentra a tan sólo 29 km de Brasov, pero tardamos aproximadamente 40 minutos en llegar. Esta parte del trayecto fue muy bonita, cruzamos varios pueblos y los montes Cárpatos de fondo estaban llenos de vegetación.
La primera vez que oí hablar del Castillo de Bran en Transilvania, nuestra mi mente comenzó a divagar y a pensar en castillos encantados, torres en penumbra y el famosísimo Conde Drácula caminando por sus alrededores… Pero nada más lejos de la realidad, la verdad es que el Castillo de Bran nada tiene que ver ni con Drácula, ni con Vlad Tepes, el personaje que sirvió a Bram Stoker de inspiración.
Pero que este castillo no tenga nada que ver con el famosos vampiro, poco ha importando a los vendedores de recuerdos que se agolpan en la entrada y calles circundantes del castillo vendiendo cualquier tipo de merchandising relacionado. El interior del castillo es todo menos lúgubre, con salas abiertas color blanco y un patio soledado lleno de flores. Se puede visitar por libre, la entrada cuesta 25 LEI.-
Segunda parada: centro histórico de Bucarest
Tras visitar el Castillo de Bran, cogimos de nuevo carretera para volver a Bucarest, a 188km de distancia (unas 2:30h). Difrutamos mucho las preciosas vistas del camino, e hicimos alguna que otra parada para hacer fotos a las iglesias ortodoxas que veíamos aquí y allá, y a comprar algún recuerdo en los puestos de este tipo que se encontraban en la carretera:
A priori, la capital rumana no era uno de esos sitios que me moría por conocer. Quizá por eso, me sorprendió tantísimo y me dejó con ganas de más. Sólo visitamos el centro histórico, no daba tiempo para más ya que nuestro avión salía de vuelta a las 21:00h, pero desde luego, lo que vimos nos encantó!
Y es que no podíamos imaginar que Bucarest albergara tal ambientazo veraniego, con terrazas a rebosar, encantadores restaurantes y pequeñas joyitas arquitectónicas en alguna esquina. Es cierto que dependiendo de la temporada, la ciudad puede resultar diametralmente opuesta, pero nosotros, lo que vimos, nos gustó mucho.
El centro de Bucarest se recorre fácilmente andando, y además la mayoría de las calles son peatonales, así que nos alejamos de los estridentes pitidos de los coches en el resto de la ciudad.
Comenzamos nuestro recorrido en la bonita plaza de la Revolución, que concentra algunos de los edificios más grandiosos de la ciudad: el Museo de Arte y el edificio del Partido Comunista.
Arriba, Museo de Arte de Bucarest Arriba, edificio del Partido ComunistaSi bajas toda la Calea Victorei, llegas hasta el río Danubio. Nosotros fuimos bajando pero a la altura del Palacio del Banco CEC, torcimos a la izquierda por la calle Strada Stavropoleos para adentrarnos de lleno en la parte más animada de la ciudad. En esta calle nos encontramos con la pequeña y preciosa Iglesia Stavropoleos que data del año 1724 y resulta curiosa porque este remanso de paz se encuentra en medio de algunos de los bares más marchosos de la ciudad.
Arriba, exterior de la Iglesia Stavropoleos Arriba, patio interior de la Iglesia StavropoleosPor esta zona se concentran la mayoría de restaurantes y terrazas, que por la noche se llena de animación y música; y por las mañanas y tardes reúnen a un montón de gente comiendo o tomando un café.
Arriba, varias terrazas del centro histórico de BucarestNos topamos con un peculiar edificio llamado Hanul Manuc (un arco con esas letras te recibe en la entrada), que se trata de una antigua posada de mediados del siglo XIX en la que se hospedaban muchos comerciantes que cruzaban por Europa. Hoy se ha convertido en un precioso patio con un montón de restaurantes y terrazas.
Arriba, patio de Hanul ManucCerca de allí, ya caminando hacia el río Danubio, encontramos la Iglesia de la Corte Vieja, la más antigua de todo Bucarest, construida entre 1546 y 1159.
Arriba, Iglesia de la Corte Vieja
Una vez llegamos al Danubio, bajo un sol abrasador fuimos caminando por la orilla hasta llegar al enorme Palacio del Parlamento, que es segundo edificio más grande del mundo, tras el Pentágono. Cuenta ni más ni menos que con 3100 habitaciones distribuidas en 12 plantas. Solo se admiten visitas guiadas y se recomienda reservar con antelación, algo que nosotros no habíamos hecho, así que nos contentamos con ver su fachada exterior.
Arriba, el enorme Palacio del ParlamentoTras el Parlamento, cruzamos un par de calles hasta llegar al tranquilo Jardín Cismigiu, un parque con un bonito estanque que sobre todo los fines de semana atrae a un montón de gente haciendo deporte, y padres con niños. Hay algunas terracitas donde hacer un descanso y tomarse algo.
Arriba, Jardín CismigiuVolvimos andando hasta la Plaza Universitatii, que si bien habíamos leído que se trataba del centro de Bucarest, me resultó poco manejable. Está rodeada de edificios universitarios e instituciones gubernamentales; y fue el escenario de violentos enfrentamientos en los años 1989 y 1990. De hecho, si te fijas, aún se pueden encontrar agujeros de bala en algunos de los edificios.
- Restaurantes en Bucarest
Fuimos a comer al conocido Caru’cu Bere, con comida tradicional rumana, donde pedimos para compartir varios tipo de carne a la parrilla. En la terraza se estaba fenomenal, y el interior es también muy bonito.
KEEP ON TRAVELLING!