Revista Opinión

Cataluña. Independencia y Europa

Publicado el 18 diciembre 2013 por Manuhermon @manuhermon
Cataluña. Independencia y Europa La UE no puede despojar a los ciudadanos de sus derechos de forma unilateral. Por lo tanto, Cataluña y España seguirán siendo miembros de pleno derecho de la UE. Asamblea Nacional Catalana. Razón núm. 14
Lo dijo Blas, punto redondo, los independentistas determinan y deciden, no les cabe pensar que quizás las leyes que conforman la Unión Europea -500 millones de habitantes la UE, de los cuales 300 millones son la eurozona- no les permitan tener razón. Europa no despoja a los ciudadanos catalanes de sus derechos, en el caso de una secesión, son los independentistas quienes lo hacen, son ellos quienes toman la decisión unilateral de salirse de España, por tanto despojan a los ciudadanos catalanes de los derechos eurocomunitarios. España es el estado firmante de los tratados de la UE, la eurozona, Schengen… los catalanes son europeos, políticamente hablando, en tanto son españoles, ciudadanos del estado firmante, no existen territorios miembros, sino Estados firmantes de los tratados. La idea de salirse de España, comporta salir de Europa, para luego volver a solicitar la entrada negociando los acuerdos de asociación que decidan, es como poco, estrambótica. Salir para luego volver a entrar, romper una situación queriéndola reconstruir poco después, ¿Y si la nueva situación encontrara dificultades que retrasaran varios años la solución ideal? Y si no fuera posible ¿quien se responsabilizaría y en qué manera?
La adhesión de un nuevo socio representaría modificar los tratados existentes por lo que requeriría la aprobación por unanimidad de los estados firmantes, por lo tanto no cabe la ilusión de salir Cataluña de España y por tanto de la UE y eurozona y seguir, una vez fuera como nuevo estado dentro, perteneciendo de pleno derecho a la UE. Es un absurdo. En un trabajo del año 2000, Andrés Ortega y José M. Areilza,  ‘Excisión y Permanencia en la Unión Europea’, ‘Prospectia’, realizaron una prospectiva sobre el asunto, a partir de la experiencia y leyes comunitarias llegando a la conclusión de imposibilidad de salida y entrada, poniendo el acento en la pretensión europea de integración como fuente básica de la creación de la UE y citan los casos producidos en la CEE/UE: Groenlandia, salida sin secesión, a petición propia; Argelia, declaración de independencia y constitución como nuevo estado, implicó su salida; la integración de la RFA por Alemania, supuso la inclusión automática.
El proceso soberanista parece estar repleto de ocurrencias aprovechando la coyuntura que presentaba la sentencia del Estatut, la crisis económica y el tricentenario de 1714. Las decisiones que se conocen están sustentadas en castillos de naipes, pero arrastrarían a millones de personas sin estar soportadas en acuerdos que permitan conocer con claridad los riesgos y costes para ser tomadas. El eje de agitación y propaganda ha sido un éxito para el independentismo, no así la seriedad y rigor que debería acompañar un proceso plagado de incertidumbres que permitiera tomar decisiones soportadas en evidencias o cuanto menos contar con supuestos lo más ciertos posibles como consecuencia de algunos acuerdos o pactos con las partes, en este caso el Parlamento español.
Desconocemos una propuesta concreta realizada por la Generalitat al Gobierno y Parlamento español sobre la pretendida independencia, solo unas frases que marcaban deseos no ajustados a la realidad, como el de Catalunya independiente que nacería como estado en la UE, por el simple hecho de desearlo, desmentido ampliamente por la legalidad vigente. La cantidad de cribas legales que debería pasar una asociación o acuerdo de un nuevo estado, imprescindibles gran parte de ellos con la aprobación de España lo explica muy bien un experto ‘1.960 escalones’ de José Ignacio Torreblanca-también conocemos variadas declaraciones de autoridades de la UE que poco a poco se manifiestan en el sentido de que una secesión de una parte de un estado miembro quedaría fuera de la UE y para entrar como nuevo estado miembro tendría que solicitarlo siendo necesaria la aprobación de todos los países, de forma unánime, tal como se toman las decisiones en la UE.
Quieren convencer a grandes grupos de población de que la independencia es posible, sencilla de realizar y sin costes aparentes. Una vez más en la propaganda por la independencia parece que establecieron las conclusiones al principio, a partir de las cuales elaboran unos supuestos que sin duda conducen al objetivo deseado. La cuestión es que parten de entrada de supuestos improbables, al menos en el corto plazo, pertenencia de pleno derecho a la UE, proceso pacífico sin violencia, con traspaso de derechos y obligaciones ecuánimes… planteado sin negociación y con avisos de declaración de forma unilateral, suena un poco raro que obtuviera los resultados que predicen. Pertenencia a la UE de pleno derecho, implica aceptar la política de solidaridad europea, uno de sus pilares básicos, los que tienen rentas altas contribuyen hacia los que tienen rentas bajas, si la negativa a contribuir en España es lo que les fuerza a irse, ¿como pretenden entrar fácilmente en un club que tiene como una de sus principales señas de identidad la solidaridad interregional? ¿Cómo explicar esta contradicción?  En los presupuestos comunitarios 2004-2010 tienen un ejemplo que choca frontalmente con un principio básico que defiende el independentismo en su propaganda, su objetivo dicen, es conseguir que su contribución revierta íntegramente a ellos, por el contrario los presupuestos de la UE citados muestran una contribución de España del 9%, mientras que en la distribución de fondos nos toca un 13%, los ricos como Alemania, -DE-, contribuyen con un 20% y recibirán un 12%.
Cataluña. Independencia y Europa Ambos cuadros son de: Evaluation of benefits to the EU-15 countries resulting from the implementation of Cohesion Policy in the Visegrad Group countries. Warsaw, December 2011


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