Celebrar al Chango

El documental de Rodríguez se proyectará a las 15:35 y a las 20:30 en el Gaumont.

Hoy contamos cinco años desde la muerte de Juan Enrique El Chango Farías Gómez, y para mañana jueves está previsto el estreno del documental que lo recuerda a partir del testimonio de su esposa e hijos, de su hermana Marian (también co-protagonista de aventuras discográficas), de colegas y periodistas. La del Chango se titula esta opera prima del sonidista Milton Rodríguez, que curiosamente ilustra declaraciones que el propio homenajeado dijo poco antes de morir, en el programa Uno nunca sabe de AM 750: “A veces me preguntan qué es lo que hago, y yo me defino como un tipo que investiga. Me apasiona la música, me apasionan todas las manifestaciones artísticas, porque entiendo que el arte es la manifestación de la cultura de los pueblos. Yo creo en la manifestación colectiva…”.

Nada mejor que un retrato colectivo para una persona con esas convicciones. Por eso el primer acierto de Rodríguez consiste en haber sabido encontrar buenas fuentes de datos, apreciaciones, anécdotas. Entre aquéllas por fuera del circuito familar, figuran los músicos Antonio Tarragó Ros, Jaime Torres, Peteco Carabajal, Verónica Condomí, Luis Gurevich, Rubén Mono Izaurralde; los periodistas Marcelo Simón, Gerardo Fernández, Mariano del Mazo, Blanca Rébori; los coreógrafos Koki y Pajarín Saavedra; el ingeniero de sonido Jorge El Portugués Da Silva, entre otros.

El realizador también resucita a Don Atahualpa Yupanqui, con la siguiente cita: “El Chango es el único capaz de ponerle mostaza al asado y que no pierda el gusto”.

El reencuentro con Farías Gómez se extiende a ésas y a otra figuras que contribuyeron a la renovación y difusión de la música nacional que desconoce encasillamientos comerciales y académicos. Además de reconstruir la trayectoria profesional del homenajeado, los entrevistados recuerdan definiciones sobre la verdadera música clásica en Argentina, y sobre la obsesión por fusionar nuestro folklore con otras voces, por ejemplo el flamenco español y la percusión africana.

El Mono Izarrualde y Jaime Torres, entre las fuentes que Rodríguez supo conseguir.

Fiel a su especialización como sonidista, el realizador le concede un espacio preferencial a la reproducción del trabajo de Farías Gómez. He aquí un segundo acierto que rescata, por ejemplo, los arreglos pergeñados en tiempos de Huanca Hua y del Grupo Vocal Argentino, la versión aggiornada de la zamba Maturana.

Una de las pocas fotos incluidas, inédita ésta, en el documental.

El Chango aparece apenas ante cámara. Lo vemos en un par de fotos, en dos o tres filmaciones de presentaciones televisivas. Lo escuchamos hablar una sola vez, en off, sobre los orígenes del Festival de Cosquín.

Rodríguez convierte a la figura retratada en pivote de algo más: la historia de buena parte de la música popular nacional en los últimos cincuenta años, incluido el daño que la último dictadura militar causó (también) en este rubro.