Revista Diario

Celos a la inversa

Por Una Mamá (contra) Corriente @Mama_c_corrient
Celos a la inversaLos agoreros que pronosticaban graves celos perrunos y gatunos en cuanto el niño entrara por la puerta de casa han fallado, como era previsible, en su predicción. Aquí más bien parecía que le esperaban desde hacía mucho tiempo y el día que volvimos de la clínica no se extrañaron lo más mínimo de verle fuera del bombo.
En lo que a los gatos respecta, si tuviera que definir su relación con una palabra, aunque quizá no sea la más exacta, elegiría: indiferencia. Los gatos saben que está ahí pero igualmente saben que lo más interesante que tiene este nuevo habitante es toda la comida que se le cae al suelo. Ni los uno ni el otro se ven interesantes para jugar.
En cuanto a la perra, la situación actual es: celos inversos. Sí, sí, ¡el que tiene celos es el niño!.
Ella le adora desde el minuto uno. El primer día le recibió con cierto nerviosismo, saludándole como si llevara tiempo queriendo hacerlo, y desde entonces no ha hecho otra cosa que buscar su afecto. A la mínima que se descuida ya le está lamiendo, está siempre pegadita a él, si nos sentamos a jugar en el suelo ella se tumba al lado... Somos tres de manera permanente, desde la mañana hasta la noche.
Hasta hace bien poco él pasaba de ella sistemáticamente pero en las últimas semanas parece que no puede ni verla. En muchos momentos parece que le agobia tener a un bicho de su altura todo el día pegado a él y no duda en apartarla, empujarla y decirle: "no, no, noooooooooo". A veces incluso la grita y la trata regular tirando a mal. Ella pone cara triste mientras se deja hacer: dedo en el ojo, tirones de labios, estrujamiento de hocico... una santa.
Se que son celos, lo se de sobra. Hace meses que le molesta ver a alguno de los gatos sentado encima de nosotros y hace todo lo posible porque se bajen mientras les dice que "no, no, noooooo". Tampoco le gusta que sea ella la primera en llegar a la puerta cuando papi llega de trabajar. Mi hijo parece muy independiente y muy cabra loca, pero al menos en casa es dependiente y demandante a más no poder.  
Como todos los niños celosos, tiene ratos de no poder verla y ratos de buscarla. es un ni sí ni no sino todo lo contrario. A veces la busca para darle de comer y la pone a prueba arrimándole y retirándole la comida. A veces se acerca a ella para tocarle las uñitas de las patas, incluso alguna vez la ha acariciado. Suele reirse cuando ella le lame las manos. Pero con él todo tiene que ser cuando él quiere y como él quiere. 
No estoy preocupada, no me cabe la menor duda de que con el tiempo la relación irá cambiando. Pero sí que me da penita por mi perrunilla, que no deja de darle muestras de afecto esperando que él algún día la achuche.
¡Qué difíciles son los amores no correspondidos!.

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