Revista África

Centroafrica celebra su primera jornada en recuerdo de las victimas

Por En Clave De África

Centroafrica celebra su primera jornada en recuerdo de las victimas(JCR)
Ayer la República Centroafricana celebro, por primera vez en su historia, una jornada dedicada a las víctimas de los conflictos de este atormentado país. Se eligió el 11 de mayo al ser la fecha en la que concluyo –en 2015- el Foro de Bangui, una gran asamblea de dialogo nacional en la que más de 600 representantes expresaron su determinación de salir de la crisis. En Bangui la ceremonia fue sobria, y sin discursos, como creo yo que tienen que ser este tipo de actos.

Falto de medios y con poco tiempo para preparar la jornada, el nuevo gobierno centroafricano organizo la jornada con algo de prisa, pero piensa uno que ya tendrán tiempo de que las jornadas de años sucesivos sean más brillantes. Lo importante es empezar. Me gusto un detalle en la ceremonia de ayer de la capital: la ofrenda de coronas de flores en recuerdo de las victimas la realizaron dos mujeres, una cristiana y una musulmana. Ambas perdieron a varios de sus hijos durante la reciente crisis, en la que tanto milicianos de la Seleka como de los anti-balaka se comportaron de forma extraordinariamente cruel con la población. Personalmente, me alegro de que desde el principio se haga hincapié en que se trata de recordar a todas las víctimas y que en la salida de la crisis no ha habido vencedores ni vencidos, sino solamente un pueblo cuyo sufrimiento se reconoce y que quiere reconciliarse y mostrar su determinacion de caminar hacia un futuro en el que no vuelvan a repetirse mas guerras.

El acto de la capital tuvo lugar en la Plaza de los Mártires, donde se levanta un obelisco en recuerdo de algo más de cien estudiantes que fueron masacrados en 1979 por la guardia pretoriana del entonces “emperador” Bokassa cuando protestaban contra la obligación de llevar un nuevo uniforme escolar que sus padres no podían permitirse pagar. El lugar se ha convertido, desde entonces, en un punto de referencia para recordar a todas las víctimas de la violencia en la Republica Centroafricana. En un debate organizado por la tarde en la Universidad, se recordó que más allá de la reciente crisis (que empezó en diciembre de 2013 con la rebelión de la Seleka), en sus 56 años de independencia el país ha conocido una sucesión interminable de golpes de Estado, motines y guerras de baja intensidad que lo han dejado en la más absoluta miseria, con una cultura de la violencia que no ha terminado todavía. Aunque el país, con gran apoyo de la misión de paz de la ONU, ha conseguido celebrar unas elecciones en un ambiente de calma y cuenta hoy con un gobierno elegido democráticamente y que parece dispuesto a pasar página, no ha conseguido aun alejar el espectro de los grupos armados. Mientras que en la capital se ha recuperado una cierta normalidad, grandes zonas de Centroáfrica continúan a la merced de grupos armados que no parecen dispuestos a querer entregar las armas de forma voluntaria.

“La gente ha sufrido enormemente”, me confiaba hace poco un amigo centroafricano al que conozco desde 2012. Él tiene suerte. Su casa está en pie y su madre, funcionaria del Estado, gana un sueldo con el que viven más o menos holgadamente. Pero ella misma fue herida de bala hace dos años, casi al misma tiempo que una de sus hijas. Su marido, que llevaba tiempo enfermo del corazón, no pudo soportar tanta tensión y falleció el año pasado. Para otros, la vida ha sido un calvario mucho más pesado, con la perdida de varios de sus seres más allegados. En Bangui se ven también muchas personas que han quedado mutiladas o con secuelas de heridas graves que ya no podrán ganarse la vida. Lo más grave se ve cuando uno se adentra en los barrios cercanos al aeropuerto, en los distritos tercero y quinto, donde hay sectores enteros que han quedado devastados por ataques en los que las milicias incendiaron enormes extensiones de viviendas.

La oficina en la que trabajo ha calculado que en la capital centroafricana hay al menos 10.000 viviendas destruidas. Algo más de 50.000 habitantes de Bangui siguen desplazados en campos de fortuna, sobre todo el vecino al aeropuerto internacional, a los que habría que añadir otros miles que han encontrado un hueco en casas de sus familiares. Si no pueden volver a sus casas no es tanto por la inseguridad, aunque en Bangui hay aun miles de armas escondidas en las casas que representan un peligro muy real, sino porque sencillamente no tienen una casa a la que poder regresar.

El recuerdo de las victimas de Centroafrica continuara el resto de la semana, con oraciones en las mezquitas, este viernes, y en las iglesias el domingo.


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