Cerebro Derecho – Cerebro Izquierdo

Como dice un anuncio de televisión, nuestro cerebro se encuentra dividido en dos regiones: el hemisferio izquierdo y el hemisferio derecho.

La parte izquierda de nuestro cerebro es la responsable de nuestro razonamiento lógico, de nuestra capacidad de análisis y de nuestra capacidad de hablar y de entender el lenguaje. Por ello durante muchos años se consideró que gracias a la región cerebral izquierda pudimos desarrollar una inteligencia mucho más avanzada que la del resto de los seres vivos.

Por otra parte, en nuestro cerebro derecho residen la creatividad, la intuición y el pensamiento no lineal. Durante años esta región fue considerada una parte subsidiaria de nuestro cerebro. Hoy sabemos que gracias a ella podemos desarrollar capacidades tan importantes como interpretar contenidos emocionales, percibir las formas de manera integral e intuir respuestas.

También sabemos hoy que no existe un cerebro mayor y un cerebro menor. Nuestra actividad cerebral conlleva el funcionamiento de ambas regiones por lo que no tiene sentido establecer distinciones entre personas con cerebro derecho y personas con cerebro izquierdo.

Sin embargo hay personas que se sienten más cómodos con los razonamientos basados en la lógica y el análisis, mientras que otras personas están más a gusto con razonamientos intuitivos y no lineales. Los primeros suelen escoger profesiones como la ingeniería, el derecho o la contabilidad, mientras que los segundos prefieren ser inventores, animadores o consejeros.

Daniel Pink considera que el primer grupo mantiene una estrategia de pensamiento de enfoque izquierdo (Enfoque I). Esto supone una forma de pensar y una actitud frente a la vida en la que predominan las características del hemisferio izquierdo: un pensamiento secuencial, literal, funcional, textual y analítico. La estrategia alternativa, el enfoque D, está basado en un predominio del pensamiento simultáneo, metafórico, estético, contextual y sintético.

Ninguna estrategia es mejor que otra. No obstante Pink considera que hasta hace poco el enfoque I era el que mejor nos ayudaba a adaptarnos a la era de la información, pues las capacidades de pensamiento lógico y racional se correspondían con las necesidades del mercado profesional.

Sin embargo, Daniel Pink considera que la era de la información está llegando a su fin y que estamos entrando en una nueva era: la era conceptual. Este es un escenario dominado por la automatización y externalización de procesos, por la abundancia de oferta en casi todos los mercados y por la aparición de Asia como mercado que concentra todas las actividades que se pueden automatizar y deslocalizar.

Pink nos muestra que en este escenario la demanda de profesionales se está desviando hacia personas con un pensamiento mayoritariamente basado en un enfoque D. Esto supone una buena noticia para los profesionales con habilidades artísticas y creativas, para aquellos que tienen facilidad para empatizar con el prójimo, o para los que tienen capacidad de pensar desde diferentes perspectivas. Así, nos dirigimos a un mundo en el que cada vez demandamos más profesionales con una nueva mente. Una mente con capacidad para resolver problemas en los que las soluciones rutinarias no funcionan, o con habilidades de comunicación que les permitan persuadir, transmitir y explicar de diferentes maneras las posibles interpretaciones de la información que gestionan.

En la era conceptual cada vez será más difícil competir en aquellas tareas de enfoque I. Lo más probable es que estas se pueden hacer de manera más rápida con un ordenador, o más barata en otros países, o que les cueste diferenciarse en un mercado saturado de ofertas. La buena noticia es que las habilidades de enfoque D pueden ser aprendidas. Merece la pena.

Notas

Puede consultar las ideas de Daniel Pink en su excelente obra Una Nueva Mente. Está publicada por Ilustrae.