Revista 100% Verde

Certificado energético para viviendas (claro, claro…)

Por Cooliflower

Shanty_housing_in_Hong_Kong Original de Komencanto Wikipedia

Cadena SER: “Ya es obligatorio el certificado energético para alquilar o vender una casa. FACUA se pregunta por qué pagar si no se quiere presumir de eficiencia energética”

Levante: “Es «más negocio» para ingenieros y arquitectos pero «un nuevo impuesto para los propietarios» en opinión de los agentes de la propiedad inmobiliaria.”.

Problema de lógica con dos grupos urbanos elevados a la enésima potencia del tópico:

He aquí dos edificios similares en tamaño. El primero de ellos, nuevo y mega-cool, ha sido desarrollado con la última tecnología en materiales aislantes. La orientación con respecto al sol es óptima para sacar partido a las horas de luz. En su tejado, varias placas solares y generadores eólicos nutren de energía a los vecinos. Todos escuchan a Arcade Fire, llevan barba troglodítica y descuidada ropa de segunda mano de trescientos euros. La certificación energética es una merecida “A”. El segundo edificio, con cincuenta años de antigüedad, tiene muros finos, ventanales mal aislados y está orientado hacia “donde cayó”. Por no ser, no es ni medio bonito. Sus ocupantes, fans de El Arrebato, también llevan barba, mujeres incluidas (no tienen tiempo ni dinero para depilación, con tanta hora extra malpagada). Su certificado energético es una “G”, lo más bajo en la escala energética.

Lector/a, ahora viene la pregunta… En el caso de que no fueras alérgico/a a las barbas y en tu cuenta corriente hubiera dinero… ¿A cuál te mudarías, si buscaras eficiencia energética? Te dejamos unos segundos para pensarlo.

… (Mmh… ¿Esta tontería de los tres puntitos contabiliza en el número total de palabras del post?).

Ya. No queremos que te canses de darle a la tecla. La respuesta es el edificio “G”. Es más eficiente de largo porque ya estaba en pie. Para construir el “A” hubo que demoler un antiguo bloque, con un coste energético equivalente a 1.344.000 latas recicladas. Después vino el proceso de construcción, la contaminación por los materiales utilizados, etc. Hasta que el edificio “A” empiece a compensar el CO2 y la energía de su fabricación, pasarán 20 años. En el edificio “G”, por otro lado, el alquiler y la comunidad son más baratos. Y hay más pisos vacíos donde escoger. De hecho, demoler para construir es un sacrilegio urbanístico, ya que en España el 13,7% de las viviendas están desocupadas.

¿Para qué sirve el certificado energético, entonces? El “papelito” en sí parece pura burocracia recaudadora, pero por unos 200 euros (piso de 80 metros) se recibe un informe con sugerencias para mejorar la eficiencia. Pasar de la “G” a la “A” es un 70% más económico, así que realizar obras menores ahorra dinero y ladrillazo. El futuro de la construcción sostenible será la inexistencia de dicha construcción, al menos hasta que rellenemos 3.443.365 viviendas vacías. La energía mejor aprovechada es la no consumida.


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