Revista Cultura y Ocio

César González Zamora. "Las pruebas que nunca existieron"

Publicado el 08 diciembre 2020 por Juancarlos53

"Las pruebas que nunca existieron" de César González Zamora. Novela del Coronavirus.

César González Zamora. Esta novela corta, o más bien relato largo, es el primero que leo de un tipo de narración que ya durante el primer confinamiento, el que se inició el 14 de marzo y duró varios meses debido a la pandemia, vaticiné que existiría. Por entonces escribía yo una especie de diario semanal (como se ve nada original por mi parte pues este tipo de Diarios del Confinamiento y luego del [Des]Confinamiento crecieron como setas en los blogs) en el que echaba mi cuarto a espadas sobre lo que semana a semana iba aconteciendo. Pues bien, en alguna de esas entregas -publicadas todas ellas en el blog "Reflexiones, 'el otro blog de El blog de Juan Carlos'"- expuse mi opinión, a la vista de los relatos y de los diarios sobre la experiencia COVID19 que aparecían por doquier, de que seguramente y no tardando mucho habría una tendencia temática en la narrativa en éste y en futuros años que podría denominarse algo así como "Novela del Coronavirus". Tras leer  esta novela publicada por César González Zamora me reafirmo en mi idea, pues efectivamente esta narración entra totalmente dentro de esta tendencia temática.
La novela
Luis Jarabo
es un anticuario vallisoletano que pasa ya de la cincuentena. En 2024, que es el año en que nos encontramos al inicio del relato, está peleando por conseguir un documento que certifique haber superado la infección de la COVID19 cuatro años atrás. Necesita dicho papel para poder viajar junto a su marido David a la isla de Santa Cruz en las Islas Vírgenes. Aún la epidemia no ha desaparecido y los Estados Unidos exige un certificado sanitario de los últimos cinco años para admitir  turistas en su territorio. Luis superó la enfermedad con éxito en marzo de 2020 como confirmaron dos test con resultado negativo que le hicieron a los pocos días de haber ingresado en el hospital de su ciudad. Quiere un papel que lo refrende pero administrativamente, como reza el título de la novela, lo que busca es certificar unas pruebas que nunca existieron.
Nos enteramos a partir de esto de que España ha cambiado bastante, fundamentalmente se ha empobrecido pues el turismo, la gran esperanza y casi casi el monocultivo económico del país, no se ha recuperado como se pensaba con optimismo al inicio de la pandemia que ocurriría. Se ha impuesto la jornada laboral de 24 horas semanales en un intento de maquillar el enorme paro existente y los sueldos se han igualado mucho aunque fundamentalmente a la baja. En esta España, para nosotros del futuro cercano, el autor habla de una gran cantidad de asuntos muy interesantes por sí mismos pero que quedan sin desarrollar debidamente quizás, precisamente, por su gran número.
Aparece el asunto de la homosexualidad y la asunción normalizada de la misma no sólo por parte de la sociedad sino por los mismos homosexuales; a Luis Jarabo la idea de su marido de participar en el desfile del Día del Orgullo Gay le repele; junto a esto aparece el tema de la corrupción, quizás el más desarrollado de todos los que se tocan en el relato. Es una corrupción que viene del momento en que el Gobierno, bajo el estado de Alarma, asumió el control de todo el Estado y, debido a la serie de fiascos y errores de las primeras semanas, intentó maquillar los mismos a base de negar la realidad rebajando el número de contagios y de fallecimientos. No sólo fue una mentira continuada en los datos sino que también existió corrupción en los pedidos médicos realizados a China; algunas de las partidas pagadas a precio de oro llegaron mal y hubo que desecharlas, pero hubo pacientes que fueron tratados con las mismas a los que nada se dijo. En el propio ámbito sanitario se habla de la enorme falta de medios de protección que padecieron los trabajadores; de esto da fe David, celador en el Hospital donde fue ingresado Luis, siendo allí donde saltó la chispa del amor entre los dos.
La corrupción de naturaleza económica y política que se percibe en algún comportamiento anterior enfila hacia un nivel superior en el que la propia vida de una persona peligra como consecuencia de remover Luis Jarabo cuatro años después unas aguas que parecían tranquilas. La dignidad, la ética y moralidad personales por encima de cualquier otra cosa quedan de relieve y destacan en medio de una sociedad cuyos comportamientos son de dejadez, de postureo, de abandono de la propia identidad, de hipocresía, de mentira continuada. Y en esta hipocresía los poderes públicos y los políticos que detentan el poder salen muy mal parados en "Las pruebas que nunca existieron".
Podría concluirse que, en definitiva, toda la novela gira en torno a dos asuntos importantes, muy distintos entre sí, aunque coincidentes muchas veces en los procedimientos utilizados:
"El amor y la política son las dos artes que cambian la mentira en verdad; pero la primera lo hace por ceguera y la segunda por ambición"En conclusión, estamos ante una novela bien escrita, ágil, de ritmo vertiginoso, que en mi opinión por la gran cantidad de temas que saca a relucir parece el esbozo de una obra de mayor enjundia. Los mimbres creo que están puestos, sólo queda darles un adecuado desarrollo para relacionarlos debidamente. Una buena novela larga podría nacer de este más que aceptable extenso relato.El escritorCésar González Zamora.
César González Zamora
(Madrid, 1940) es investigador de Arte y Arqueología, poeta e ingeniero de caminos. Ha publicados los siguientes libros: Fíbulas en la Carpetania (1999), Talaveras (2005), Talaveras Dos (2017) y, en imprenta, Plata y bronces en la Colección Bordonaro (2020). Es autor de numerosos trabajos sobre numismática hispana, arqueología, ceramología y arte de la plata, en diferentes revistas especializadas. Esta novela supone su primera incursión en la ficción narrativa.
 César González Zamora.

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