Revista Cómics

Chagall en Rusia

Publicado el 25 noviembre 2011 por Alvaropons

Los flirteos de Sfar con el cine parecían habernos robado a uno de los artistas más sugerentes e importantes que ha dado la historieta francesa en las últimas décadas. Pero aunque sus ya legendarias inconstancia y prolífica capacidad creadora se veían tentadas por el séptimo arte, Sfar vive y piensa en tebeos, por lo que sólo era cuestión de tiempo que las veleidades cinematográficas dejaran paso a nuevas incursiones del autor en la historieta.
Chagall en RusiaY la vuelta no puede ser más triunfante: Chagall en Rusia es puro Sfar, una obra que recoge todas las constantes de sus inquietudes y las plasma en viñetas con esa vitalista y contagiosa capacidad que el autor proclama a los cuatro vientos, que le permite volver a todos sus lugares comunes argumentales sin que aparezca la más mínima traza de repetición o cansancio en el lector. Porque aunque la nueva obra de Sfar vuelve a acercarse a la biografía de un pintor, rompe con la biografía modélica que practicara en Pascin. Si en aquella obra analizaba el contexto creativo del creador de origen búlgaro para encontrar la esencia de la inspiración artística, ahora se adentra directamente en el cerebro de Marc Chagall para entender su obra desde la fabulación: no intenta encontrar el impulso que motiva la creación artística, sino dar un paso más atrevido y arriesgado que busca expresar el mundo tal cual lo ve el artista. Un objetivo que sólo se puede lograr tomando las obras de Chagall como expresión de una representación de la realidad percibida, del pensamiento y de los sueños del pintor, uniéndolos para darle corporeidad en forma de narrativa. El resultado es una fábula onírica que es capaz de entrar en el universo de sutil pre-surrealismo (quizás aquí es más indicado que nunca el uso del concepto de superrealismo), con una historia que reconvierte a Chagall y sus creaciones en émulos de Dorothy y sus amigos explorando el mágico mundo de Oz de la imaginación del pintor.
Todo sin perder el foco en las constantes temáticas del autor: el tratamiento temático de la iconografía judía que hacía Chagall en sus pinturas (desde elementos del Klezmer al teatro judío) es aprovechado por Sfar para hablar de nuevo sobre el judaísmo, sobre la represión del pueblo judío o sobre la religión, pero también para entrar en una profunda reflexión sobre el arte y su necesidad vital, en la compleja pulsión que el artista siente y que transforma la realidad que le circunda.
Pero donde Sfar vuelve a demostrar todo su potencial es en su innata capacidad para la fusión, que transforma a Chagall en un personaje más de la particular iconografía sfariana con una naturalidad sorprendente, absorbiendo la estética del pintor (ya presente en muchas de sus acuarelas) para transformar su dibujo y su narrativa. Las páginas de Chagall en Rusia son evidentemente Sfar en estado puro: es reconocible en cada trazo, en cada viñeta, pero también son Chagall. Desde ese tratamiento de la ingenuidad del personaje que se contagia a lo gráfico, desde esos sutiles cambios de estilo que nacen de la obra del pintor: no es difícil reconocer mientras leemos esta obra elementos pictóricos del bielorruso, pero completamente reescritos y asimilados por el lápiz del francés, que se alía con la colorista Brigitte Findakly para introducir la paleta cromática de la obra de Chagall en las viñetas.
Chagall en Rusia es un nuevo regalo de Sfar a sus lectores, una fiesta alegre y entusiasta que arrastra al lector en esa visión apasionada, casi arrebatada, de la vida y el arte.
La edición en España corre a cargo de 451 editores, que certifica con esta obra su apuesta por la novela gráfica, pero aunque su calidad de reproducción es excelente, debería haber cuidado más la rotulación: la caligrafía de Sfar forma parte intrínseca de su estilo gráfico y cualquier desviación del original, por pequeña que sea, se amplifica instantáneamente.


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