Cientos de cubanos humildes, que ahorran incluso durante todo el año, para esperar el cumpleaños de su santo, se quedaron sin fiesta por el extenso duelo proclamado en Cuba con motivo de la muerte del dictador Fidel Castro.
Changó por primera vez en la historia se quedó sin toque de tambores en la víspera de este 4 de diciembre.
Un tradicional bembé sin tambores y música es como una aburrida reunión de los Comités de Defensa de la Revolución, que todos quieren que se acabe rápido.
Nadie puede competir en la isla con la noticia de la muerte del dictador y la espera de su última ceremonia, fijada para el 4 de diciembre, tras nueve días de homenajes, en clara alusión a las tradiciones de la religiosidad popular cubana y el respeto al tradicional novenario católico de toda la vida.
Aunque la fuerza de Changó podría asemejarse al del dictador cubano, los practicantes en la isla no entienden el por qué se les ha prohibido realizar sus ritos con motivo del cumpleaños del santo. Tampoco se explica la gente, cómo es posible que la idea sea bien vista por la Asociación Cultural Yoruba de Cuba, que debe encargarse de dialogar con las autoridades sobre todos los temas concernientes a la vida de los creyentes cubanos.
No faltaron quienes vieron en la rotura momentánea del jeep que trasladaba las cenizas como una señal de castigo por haber impedido las fiestas del santo, en opinión de fanáticos de la isla, que no dejaron de sonreír ante el incidente, que mostró que hasta en estas circunstancias el régimen comete sus ridículos perfectamente previsibles.
Difícil será la conversación entre los creyentes y el santo, para explicarles que los homenajes esta vez serán prácticamente silentes, como en tiempos del cine mudo.
Costará trabajo también para Celina González desde el cielo entender que después de muerta le censuraron al menos por una vez su himno.
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